La estatua de Velázquez situada en la calle del mismo nombre ha crecido. Concretamente, un metro y medio. Esta suerte de proeza se debe al nuevo pedestal sobre el que se asienta el monumento, hecho con las bases de granito de las antiguas farolas que había en la Puerta del Sol en la anterior remodelación. La estatua volvió ayer a su emplazamiento habitual, tras semanas en un almacén, esperando a que se colocara el nuevo pedestal.
Una grúa y dos operarios devolvieron este miércoles a Velázquez a su espacio habitual, aquel donde fue instalada esta estatua, obra de Francisco Lopez Hernández, en 1991. Ya entonces fue objeto de muchas bromas por su tamaño, que algunos consideraban ridículo y otros simplemente desproporcionado con respecto al espacio en que se ubicaba.
Ahora, el nuevo pedestal eleva su altura en 1,50 metros con respecto al anterior: si antes el conjunto medía 3,28 metros, ahora alcanza los 4,78. Y así, la escultura puede lucir mejor. El delegado de Las Artes, Fernando Villalonga, no quiso perderse la «vuelta a casa» del monumento, y siguió in situ la operación de montaje del mismo./