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Antony Beevor culmina su tarea

En su última entrega, «La Segunda Guerra Mundial», el historiador militar de referencia Antony Beevor retrata la contienda con su reconocido estilo eficaz y descarnado

Antony Beevor culmina su tarea

eduardo gonzález calleja

Antony Beevor es el historiador militar de referencia en nuestro tiempo , como su maestro John Keegan (el gran innovador en la visión de la batalla «desde abajo») lo fue de la anterior generación. En los últimos veinte años, Beevor ha publicado media docena de libros clave sobre los precedentes bélicos y las grandes batallas de la Segunda Guerra Mundial, a menudo bien documentados, y cuya narración descarnada de las brutalidades de los ejércitos conquistadores no ha dejado indiferente ni a la crítica ni al público.

La violencia genocida germana en el frente del Este es objeto de gran atención

Pocos historiadores están en condiciones de elaborar con solvencia una empresa mayúscula como la presente, que no solo es una síntesis de trabajos anteriores, sino la culminación de una dilatada tarea de investigación. Su estrategia expositiva se despliega en medio centenar de pequeños capítulos monográficos que compendian la actividad en escenarios bélicos concretos durante un corto espacio de tiempo. Ello le permite abordar una narración densa de los acontecimientos, y facilita que el lector construya su propia percepción global de la contienda.

En la introducción, Beevor plantea la polémica del inicio de la guerra: 1917 (Revolución rusa), 1931 (invasión japonesa de Manchuria), 1936 (Guerra Civil española) y 1937 (guerra chino-japonesa), aunque acaba por colocar el punto de referencia en 1933, fecha de ascenso del nazismo al poder. El libro comienza con la asombrosa peripecia de un soldado coreano que combatió sucesivamente en los ejércitos japonés, soviético y nazi antes de ser capturado en Normandía y establecerse en EE.UU. Todo un símbolo del vasto alcance de este primer conflicto auténticamente mundial.

Balas y gas

La eficaz narrativa que tantos lectores le ha granjeado se basa en una característica mezcla de conspiraciones políticas, acuerdos diplomáticos, grandes operaciones militares, consideraciones técnicas sobre táctica y armamento y anécdotas dramáticas reveladoras de la brutalidad de los soldados . La violencia genocida germana en el frente del Este es objeto de gran atención: dedica tres capítulos al desencadenamiento de la Rassenkrieg a través de la deshumanización del enemigo, al establecimiento del dispositivo eliminatorio que Beevor, remedando a Solzhenitsyn, denomina «archipiélago SS», y a las particularidades de la Shoah perpetrada por medio de las balas y del gas, como relató Vasili Grossman .

Beevor desmitifica el aura de jefes militares como MacArthur o Montgomery

El «estilo Beevor» alcanza rasgos de virtuosismo en la evocación del ambiente que se respiraba en ciudades en crisis. Aunque quizás cincuenta capítulos sean demasiados , logra vívidas reconstrucciones de la batalla de Inglaterra, el mortal asedio de Leningrado, la vergonzosa caída de Singapur, el «choque de carneros» de Stalingrado (Beria dixit ), la decisiva contienda de Kursk o la desastrosa y caótica Operación Torch, preludio de la pésima y destructiva conducción de la campaña de Italia como referente para la de Normandía.

Los excesos perpetrados durante esa última campaña en la ejecución de prisioneros y en el trato a la población civil se ponen en paralelo a la simultánea Operación Bagration, que provocó la muerte de la cuarta parte de los habitantes de Bielorrusia . Como colofón, denuncia las agresiones de los rusos en territorio alemán: de 80.000 a 130.000 violaciones y 10.000 muertes de mujeres solo en Berlín.

Puntos débiles

Beevor también desmitifica el aura de jefes militares cuestionables como MacArthur, Montgomery o Rommel (una leyenda forjada por los propios ingleses para ocultar su incompetencia), o la infame conducta de los generales Pétain y Weygand, más preocupados por la improbable proclamación de una segunda Comuna de París que en afrontar la invasión alemana.

Beevor alcanza el virtuosismo al evocar el ambiente de las ciudades en crisis

Inevitablemente, una obra de esta envergadura ha de tener puntos débiles: dedica menor atención al escenario del Pacífico, y aunque hay un capítulo sobre la guerra secreta y la Resistencia en la Europa ocupada, apenas se habla de la guerra naval, y nada de la económica . Pero entre sus virtudes está incorporar el escenario bélico chino con mayor detenimiento que otras síntesis.

Una nueva parábola en torno a la única guerra auténticamente global de la Historia de la humanidad, plagada de escenarios contradictorios, pero cuyo común denominador fue el indecible sufrimiento de soldados y civiles. Como dijo Vasili Grossman, «estamos en una época despiadada. Una auténtica Edad de Hierro» .

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