El «santuario» valenciano de Mas costó más de 7,2 millones

De hecho, el paradigma del respaldo de Cataluña a las tesis que defienden la unidad de la lengua tiene forma de inmueble.

Bautizado como Octubre Centro de Cultura Contemporánea (OCCC), el antiguo edificio «El Siglo» de Valencia constituye el «santuario» sobre el que pivotan todas las actividades que promueve Acció Cultural del País Valencià. Muchas de ellas van más allá de la propia actividad cultural y alcanzan el sesgo político.

Desde su inauguración como sede de ACPV y del resto de sus fundaciones, en octubre de 2006, sus salas han sido escenario de convocatorias sindicales e incluso de formaciones políticas. La mayoría de ellas bajo el denominador común de cargar contra las medidas del Consell. Situado en pleno centro de Valencia, entre las plazas del Mercado y del Ayuntamiento, el inmueble fue comprado por ACPV en el año 2004 gracias a un préstamo de 7,2 millones que incluía los gastos por las obras. Con unas subvenciones que ascendieron a más de 5,7 millones de euros, la Generalitat de Cataluña sufragó buena parte de los costes de «adquisición y rehabilitación».

Siempre bien relacionado con los poderes políticos catalanes, el entonces presidente de ACPV, Eliseu Climent, logró que el propio Jordi Pujol le firmara un convenio de colaboración en octubre de 2003, en vísperas de unas elecciones en las que CiU perdió su histórica hegemonía. Sin embargo, ACPV consiguió que el tripartito liderado por los socialistas catalanes le renovara el acuerdo. En el coqueto edificio de la calle Sant Ferran, que data del año 1879, cuando abrió sus puertas como almacén textil, se combinan las alusiones a la entrada en Valencia por parte del Rey Jaime I con las de la Revolución Rusa. El edificio se divide en tres plantas de galerías junto a un subterráneo y suma un total de 3.500 metros cuadrados en el que se combinan el racionalismo y el modernismo. Está catalogado como un inmueble protegido por su valor histórico.

El Octubre ha sido el gran beneficiado de las ayudas de las diferentes formaciones políticas que han gobernado Cataluña en la última década, que han destinado al menos veinte millones de euros en subvenciones públicas para extender a la Comunidad Valenciana las tesis sobre los «Países Catalanes», en la actualidad traducidas en la deriva independentista en la que se ha enfrascado el Ejecutivo que preside el convergente Artur Mas.

A través del Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC), tanto CiU como el tripartito que lideraba el PSC no han escatimado recursos económicos para la promoción de la «lengua y la cultura catalana» con ACPV como gran beneficiaria. Solo entre los años 2002 y 2009, la organización percibió más de quince millones de euros en concepto de subvenciones de la Generalitat de Cataluña.

ACPV representa el principal foco del movimiento catalanista en la Comunidad Valenciana. Suyos son los repetidores clausurados mediante los que se emitía TV3 y suyas han sido las convocatorias que, año tras año, con motivo del 9 de octubre y el 25 de abril, han trasladado las manifestaciones de sesgo independentista a la Comunidad Valenciana. El entramado de fundaciones que aglutinó Climent también gozó del aprecio presupuestario de las Diputaciones catalanas, cifrado en más de 2,6 millones.

Un rastreo en el buscador del DOGC ofrece algunos ejemplos ilustrativos, como la ayuda que concedió la Conselleria de Medio Ambiente y Vivienda por importe de 180.000 euros para la «promoción y difusión de la lengua, la cultura y la historia catalanas». Un epígrafe habitual en el encabezado de las ayudas que reparte Cataluña, convertido asimismo en latiguillo de las enmiendas que presentan ejercicio tras ejercicio CiU y ERC a los Presupuestos Generales del Estado.

En el último año de Gobierno del tripartito y en los escasos dos que lleva Mas al frente del Ejecutivo el volumen de las ayudas se ha reducido de forma notable debido a las restricciones que impone la crisis económica pero, como ha informado ABC, el goteo de subvenciones no ha cesado. Las últimas, directamente desde el departamento de la Presidencia, publicadas en el DOGC el 22 de junio y cifradas en el millón de euros. Poco después, la Generalitat de Cataluña solicitó al Gobierno central un rescate que supera los 5.000 millones.

Sin embargo, el afán de los gobiernos catalanes por extender sus tesis a la Comunidad Valenciana -con José Montilla de presidente se creó una web que catalogaba las Fallas, el Misteri d’Elx o la Albufera entre los elementos de la «cultura catalana»- no ha tenido eco entre el electorado. ERC tocó techo en las elecciones autonómicas de 2007, en pleno auge del tripartito, cuando apenas cosechó el 0,45 por ciento de los sufragios.

CiU nunca ha concurrido a unos comicios en la Comunidad Valenciana, donde su aliado natural era el Bloc, con el que formó alianzas en elecciones europeas. La creación de Compromís ha marcado la distancia entre ambas formaciones.

En el PSPV, por su parte, continúa el debate interno que abrió su anterior secretario general, Jorge Alarte, convencido de que los guiños al catalanismo y la gestión del PSC había lastrado las opciones electorales de los socialistas valencianos, frente a un PP que ha hecho suya la defensa de las señas de identidad.