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Hugo Coya: «El Gobierno de Perú negó el visado a 200 niños judíos que terminaron en Auschwitz»

El autor de «Estación Final», el libro que descubre la historia oculta de los peruanos bajo el régimen nazi, habla con ABC

Hugo Coya: «El Gobierno de Perú negó el visado a 200 niños judíos que terminaron en Auschwitz» carmen de carlos

CARMEN DE CARLOS

Cuando el periodista peruano Hugo Coya, empezó a investigar para escribir « Estación Final », muchos de sus entrevistados le preguntaban, sorprendidos, por qué tenía interés en un asunto judío. « El holocausto –analiza- cambió el rumbo de la humanidad, aceptar que es sólo un problema judío permite que otros lo nieguen, lo escondan o lo soslayen ». El autor reconstruye en este libro la historia, totalmente desconocida, de 23 peruanos bajo el régimen nazi . «Viajé durante cinco años a Israel, Estados Unidos, Grecia, Turquía, España, Alemania y Francia», recuerda. Sin bibliografía que tomar como referencia, -« empecé de cero », observa- la búsqueda en los archivos por aquellos países fue infatigable. También el rastreo de personas a través de Facebook y Tweeter. «Es el primer libro en Iberoaméricia que utiliza las redes sociales como fuente de información. Gracias a éstas, logré ponerme en contacto con familiares y amigos de las víctimas peruanas del nazismo. Me facilitaron documentación, fotografías y datos que estaban fueran de mi alcance», comenta agradecido.

Entre las historias de «Estación Final», Hugo Coya destaca la de Magdalena Truel Larrabure, la heroína de la Resistencia. «Era una mujer joven, -cuenta- extremadamente católica, la única no judía que emigró a Francia por razones económicas tras quedar huérfana con sus hermanos. Trabajó en el Banco Bilbao y un día, al salir de la oficina, un camión nazi se salió en una curva y la atropelló. Recibió heridas muy graves en la cabeza y, desde entonces, arrastró una pierna que le quedó inútil. Durante su convalecencia, a través de la ventana, vió cómo los nazis se llevaban y maltrataban a sus vecinos judíos. Se incorporó a la resistencia y terminó convirtiéndose en la mejor falsificadora de DNI y pasaportes. Salvó centenares de vidas hasta que la atraparon ». Su historia, como las del resto, era desconocida en el mundo. Por fortuna, el autor la pudo contar y, además, encontrar a, « la única superviviente nacida en Perú: Victoria Weissberg, de 87 años, que estuvo en cuatro campos de concentración. Logró sobrevivir alimentándose con un poco de jugo de la cáscara de patatas mientras que sus compañeras de infortunio lo rechazaban por considerarlo asqueroso».

«Lo que más impactó en Perú, -donde el libro es un best-seller-, fue descubrir, como me pasó a mi, que nuestro país, del que nos habían enseñado en las escuelas que había sido neutral, no lo fue . Tuve acceso a expedientes oficiales que reproduzco en el libro donde se prohíbe a Embajadas y Consulados que concedan visas a los que profesen la religión judía o –se indigna- aquellos que pudieran parecer que lo hacían, que es más grave». Esa política fue responsable de un caso « terrible, el de unos doscientos huérfanos judíos en la Francia ocupada, de entre 4 y 10 años, a los que el Gobierno les negó la visa humanitaria para venir a Perú . La comunidad judía peruana había hecho la solicitud y se iba a hacer cargo de todos los gastos. Es decir, al Gobierno no le iba a costar un centavo pero, aún así, les abandonaron a su suerte. Los niños terminaron muertos en las cámaras de gas de Auschwitz ».

Coya considera que Perú está en deuda con «aquellas personas» pero también observa que su país no es el único de América Latina con cuentas pendientes en la Historia. «Ecuador tampoco daba visas y otros lo ocultaban pero les cerraban sus puertas». Para el autor «Estación Final», pese a la tragedia de sus 23 protagonistas, es « un libro de esperanza. El título hace referencia al eufemismo que utilizaban los nazis para asesinar a los judíos . Bajo engaños les metían en un tren y terminaban gaseados. Yo no cuento su muerte, yo me introduzco en sus vidas, en los sueños que tuvieron, ¿Qué hicieron?, ¿Dónde estudiaron? ¿Cómo sentían? Intento demostrar cuan banal pueden resultar nuestras vidas frente a las de estas personas que conocieron lo peor del ser humano y aún así mantuvieron su dignidad hasta el último momento ».

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