Messi evita un sofocón

El resultado contenta al Barcelona en su debut continental e incluso le sirve para camuflar un día de agobios innecesarios. Ganó como se presuponía, lo esperado ante el Spartak de Moscú, pero se atragantó de mala manera y necesitó una entrega de coraje y amor propio excesiva para despachar a los rusos, tan incómodos que vencían a falta de veinte minutos. En un arreón a la desesperada, el Barça encontró la salida y respiró con los goles de Messi , algo que deja de sorprender por repetitivo. El argentino vale por todos.

Esta Champions recién inaugurada ilumina al Barça porque al final del camino puede reencontrarse con Wembley, escenario idílico para entender la historia azulgrana, cimentado veinte años atrás un palmarés de prestigio que le equipara a los grandes. Pero la travesía es muy larga y nunca se ha ganado en septiembre, más bien todo lo contrario , y este miércoles se le complicó una noche plácida en apariencia y agónica en el colofón. Pasó un mal rato para salvar el debut, tres puntos muy costosos porque los tuvo perdidos.

No es que fallara el Barcelona según su manual, transparente y válido en función del toque y los goles, pero al conjunto de Tito Vilanova le faltó pimienta, espeso y lento . Hubo noticias intrascendentes de los laterales y en la zona de tres cuartos se reducía una marcha, minimizado el talento local por la buena organización de la defensa rusa, sello evidente de Unai Emery. El encuentro, feo y áspero, ni siquiera se animó con el tanto de Tello, perfecto su disparo.

Lejos del resultado, la velada evidenció un problema mayor en el Barcelona, expuesto a la crítica porque tiene un grave derrame en el centro de la defensa . Clara la disposición inicial ya que no había más donde elegir ante la ausencia de Puyol, a los seis minutos se lesionó Piqué (contusión en el tercio medio del pie izquierdo) y se complicó todo porque el remedio fue Song, que será de todo menos zaguero. El tanto del empate, el mejor ejemplo para entender el pulso, refleja un error en cadena con fatal desenlace, Alves en propia puerta.

E incluso fue a menos el Barça, irreconocible en los primeros compases del segundo tiempo, desbordado cuando dejó de tener el balón. Se lo agenció el Spartak, grupo noble con notables intenciones y que presume de ser el equipo del pueblo, y obtuvo un premio doble porque Messi falló un gol cantado y en la prolongación de la jugada hubo uno en la portería de Valdés, abandonado por sus socios y superado por un elegante Rómulo. Urgencias en el Camp Nou .

Ahí reaccionó Vilanova dejando el dibujo con tres defensas, todo o nada con un fundamental Alexis. Ahí se destapó Tello como buen extremo que es, genial para ganar la línea de fondo. Y ahí se presentó Messi, decisivo como siempre cuando no había hecho nada , autor de dos goles sobre la bocina que templaron los nervios en una jornada de sudores. Ganó el Barça, pero hubo poco de él. Le bastó con un poco de Messi, que es mucho.