La última edición del libro Guinness, que se publica a la vez en cien países y se traduce a 22 idiomas, es la más completa hasta la fecha y se espera que venda unos 2,7 millones de ejemplares.
Uno de los récords más curiosos es el del toro Archie, que, con sus 76,2 centímetros de altura, es el más bajito del mundo.
El hijo de un granjero norirlandés, Ryan Lavery, de 15 años, lo compró cuando tenía cinco meses con el objetivo de engordarlo para vender su carne.
«Sin embargo, llegó Navidad y aún no había crecido lo suficiente, y para entonces ya nos habíamos encariñado con él y decidimos conservarlo como mascota», explica.
Otro hito en el mundo animal lo representa Zeus, un gran danés de Michigan (Estados Unidos), que es el perro más alto del mundo.
Con sus 111,8 centímetros de altura, el can, de solo tres años, mide lo mismo que un asno.
Y hay más récords registrados dentro del reino animal, ya que Oklahoma Sam, un burro de 1,55 centímetros de altura de California, es el más alto del globo. Su dueña, Linda Davis, dice que más que comer, «le gusta dormir».