Tomás Munita, en el corazón del conflicto sirio, gana el premio de FotoPeriodismo de Perpiñán

Como presagiaban los dos excelentes profesionales de la fotografía diaria de este periódico, ha sido un reportaje extraordinario en primera línea de guerra, Siria, el que se ha llevado finalmente el gato al agua. Nacido en Santiago de Chile, Munita atesora un sinfín de premios. Ha trabajado en Afganistán, Panamá, Japón y el Himalaya, y en esta ocasión, son unas impresionantes fotos del conflicto que persiste en Siria entre partidarios del régimen de Bashar Al Asad y los rebeldes las que lo han encumbrado a la gloria de Perpiñán.

Con solo 37 años, la carrera detrás del ojo de la cámara de Tomás Munita comenzó como reportero gráfico en América del Sur en 1995, en Potosí, Bolivia; posteriormente, para la Associated Press, captó volúmenes de instantáneas en Panamá y luego en Kabul. Desde 2006 trabaja como fotógrafo independiente que se embarca en proyectos personales y publicaciones como la revista «Time», «Geo» y en otras, como en el reportaje sobre Siria, para el prestigioso rotativo norteamericano. Asentado en Katmandú hasta hace poco, cuando ha regresado a su ciudad chilena natal con su esposa y sus dos hijos, se ha desplazado allí con su multitud de trofeos en la maleta: el Leica Oskar Barnack en 2006, dos premios World Press Photo en diferentes categorías en el año 2006 y el Premio al Joven Fotógrafo del Centro Internacional de Fotografía en 2005.

Su consigna-dardo dirigida a los fotógrafos más jóvenes es clara y directa: «Siempre sugiero a aquellos que quieren viajar y hacer fotografías que tomarse el tiempo para hacer esto es la cosa más importante, no espere que un editor le pida que vaya a trabajar en el tema con el que usted sueña, sino que tómate tu tiempo y hazlo por ti mismo. Ni siquiera piensa en el dinero que puedes obtener con ello, eso forma parte de otra historia, sólo toma imágenes de lo que quieras, sé un fotógrafo».

En la actualidad, está trabajando en Siria persiguiendo con su objetivo los combatse que sacuden día tras día la capital Damasco y que han arreciado en los últimos días cuando el Ejército sirio libre, compuesto en parte por desertores de las Fuerzas Armadas del país, atacaron violentamente las fuerzas leales al presidente Al Asad.

Destacan de él quienes conocen su trabajo la intensidad que demuestra en su visión para captar las escenas de la tragedia, la naturaleza sensitiva que irradia su fotografía, y su capacidad de conectar con aquellos a los que «captura». Su obra le da un poder extraordinario, el poder que a la postre tiene una imagen que llega al otro extremo del planeta y que no es otra que la propia vocación con la que nació el Festival de Fotoperiodismo de Perpiñán, que se prolongará hasta el próximo día 16 de septiembre. Veintisiete exposiciones de fotorreporteros, entre ellas la de Gil y Nieto, han dado buena fe de ello.