LIBROS
Esther Tusquets, la editora proustiana
Editora y autora, debemos recordarla como una de las pocas escritoras españolas que hizo de la memoria, de sus aciertos y trampas, la esencia de su obra
JUAN ÁNGEL JURISTO
Conocí a Esther Tusquets de dos de las tres maneras en que se puede conocer a una persona como ella: como editora y como escritora, siendo el contacto personal esporádico y sujeto a los avatares del trabajo.
De la importancia de esas dos ... facetas y del modo brillante en que se complementaron fui consciente muy pronto, cuando me enfrenté a un libro como El mismo mar de todos los veranos el año mismo en que se editó, 1978, que fue cuando Esther Tusquets inició su curiosa carrera literaria , y digo curiosa por ser una rareza en nuestro panorama literario, y entreví cierta coherencia, incluso un tanto salvaje, entre aquello que la Tusquest se proponía como escritora y su brillante labor de editora.
Estoy hablando de unos años, los inmediatamente posteriores a la muerte de Franco, en que nuestro país, si lo comparamos con el de hoy, es irreconocible. Pues bien, de esa coherencia de Esther Tusquets habla bien e las claras el hecho de que en cierta manera toda su obra posterior, al igual que su trabajo de editora, su catálogo, fuera un despliegue de lo contenido ya en aquellos años, desde la publicación de la obra de Virginia Woolf hasta la de Gustavo Martín Garzo , su último descubrimiento, dos nombres que no parecen tener mucho en común pero que en el particular mundo de Esther Tusquets coincidían de un modo u otro.
Lo mismo en su obra: desde aquella primera novela hasta Bingo aparece una obligada evolución que, en el fondo, estaba ya resuelta en el principio. A eso me refiero cuando hablo de coherencia. Ahora, cuando sabemos de su muerte por una pulmonía, debemos recordarla como una de las pocas escritoras españolas que hizo de la memoria, de sus aciertos y trampas, la esencia de su obra . De ahí lo fundamental que es leer la trilogía autobiográfica que publicó en su momento: es el retrato de ella, sí, pero detrás, el detonante de una época . No hay palabras para tal agradecimiento.
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