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exposición

Santos de cartulina

Con el objetivo de acercar a lo más jóvenes a la imaginería cristiana, El Patito Editorial muestra en el Pazo de Xelmírez la exposición «Compostela Iconográfica» del artista madrileño Jack Mircala.

muñiz

pilar fustes

Tijeras, cúter, pegamento de barra, cartulinas y lápices de colores. Humildes materiales que nos trasladan directamente a la infancia y recuerdan aquellos momentos en los que la imaginación vuela libre entre tus propias manos y un papel en blanco. Según Jack Mircala, son el material amigo que se ha ofrecido generosamente para ser medio de su expresión artística.

También es con el que se siente en «comunión» a semejanza del ebanista con la madera o el orfebre con el noble oro. A priori, sorprende que los lápices tracen sus líneas de colores para dibujar la figura del santoral compostelano. Pero más interesa el resultado a las más de cincuenta mil personas que ya han observado de cerca este trabajo insólito . Con el propósito de acercar a lo más jóvenes y al público en general a las vidas de santos y los símbolos que caracterizan cada iconografía, El Patito Editorial propuso, hace dos años, al artista madrileño Jack Mircala, que utilizara su peculiar y original técnica para tallar veinticuatro santos compostelanos y dos ánimas del purgatorio.

Hasta finales del próximo mes agosto, el Pazo de Xelmírez será el hogar de San Sebastián, San Antonio de Padua, Santa Rita de Cascia, Santa Bárbara o San Benito de Nurcia, que se exhiben ante el público con un poder renovado que se inspira tanto en el arte clásico, desde el Romántico hasta El Greco, como en las vanguardias artísticas del siglo XX, véase el expresionismo, constructivismo y minimalismo.

Sin olvidar lo curioso de sus volúmenes, pliegues y curvaturas. Cuentan los que ya han accedido al Palacio, a través de la puerta lateral situada en el Pórtico de la Gloria de la Catedral santiaguesa , que una de las figuras que más impresiona al que la admira es, justamente, la de San Roque. Vestido de peregrino y acompañado por un perro, enseña una herida en su muslo izquierdo. Seguramente, siendo fiel a las escrituras que explican que dicho santo curaba a personas infectadas por la peste hasta el día en el que él mismo cayó enfermo.

Altruistamente y con el objetivo de no propagar su mal, se recluyó en un bosque solitario donde era un perro el que le proporcionaba alimento. Estampa desoladora que, gracias a la síntesis y a la renovación de los códigos de la imaginería cristiana desarrollada por Mircala, parece que abandona su peana para reafirmarse en los tiempos modernos. Atrás quedan los viejos bienaventurados rígidos y solemnes que marcaban distancias con los considerados como culpables y no dignos de la canonización eclesiástica.

Quizás este giro de tuerca en la imaginería cristiana es lo que ha convertido a «Compostela iconográfica» en el trabajo «más importante» de la carrera artística del original Jack Mircala. Aunque, confiesa, los inicios no fueron fáciles. Tal reto hizo, hace un par de años, tambalear sus cimientos y «dudar de su capacidad» para acometerlo . Sin embargo, su flexibilidad le permitió tomar las riendas enseguida y empezar a sentirse muy cómodo con cada una de las iconografías, al lado de las cuales ha ido creciendo y perfeccionando su técnica progresivamente.

Ardua labor que atestigua la comisaria de la exposición, Gemma Sesar, quien constató el duro trabajo de todo el equipo durante dos años porque muchos desconfiaban de que con unas simples cartulinas se pudiera lograr algo interesante. En sus palabras verifica la creencia de que el pegamento de barra, las cartulinas y los l ápices de colores son exclusividad de los niños para concluir que la muestra iconográfica es el mejor ejemplo de que, además de entretener a los pequeños de la casa, son materiales artísticos de primer orden.

El esfuerzo y la originalidad del artista también han sido reconocidas por el público. En los tres primeros días que la exposición abrió sus puertas recibió a cinco mil personas. En el mes siguiente, multiplicaba esta cifra por diez mil, alcanzando las cincuenta mil visitas. Precisamente esta cifra mágica motivó la organización de una jornada de puertas abiertas a la muestra con el autor de las esculturas como protagonista absoluto que brindó a los presente el placer de comprobar en primera persona el arte de crear una maqueta a base de tijerazos a cartulinas.

Jack Mircala destaca por ser uno de los artistas más originales e innovadores del panorama español del momento actual. No solo en la técnica del material humilde sino también como ilustrador y escritor. Sus obras suelen demostrar en su historia un hondo conocimiento de los clásicos de la literatura internacional. Sus dibujos, glorifican la mezcla perfecta entre el universo de la ilustración clásica y las nuevas tendencias del cine y las viñetas más vanguardistas.

Esta depurada conciliación entre extremos le otorgó el Premio Lazarillo de Ilustración en el 2000 por el libro «El acertijo de Valpul». En la actualidad, trabaja como ilustrador para las mejores editoriales españolas como Espasa, Anaya, Santillana, Bruño, Hiperión… Su relación con El Patito Editorial comienza en 2010, cuando publica la primera obra de la colección «El Baúl de las Sombras de Jack Mircala», bajo el título «Lóbrego Romance, Pálido Fantasma», en bilingüe. Alguno se puede preguntar cómo, teniendo origen madrileño, este artista plástico adopta tal nomenclatura. Nada es casual.

El creador de las veinticuatro esculturas santorales adoptó el nombre del protagonista de la película «Pesadilla antes de Navidad» y de la vampira «Ceramilla», personaje principal del relato homónimo del escritor irlandés Joseph Thomas Sheridan Le Fanu. Sin embargo, es Fernando Gómez la persona que nació en la capital española en 1968 y convirtió un pasatiempo infantil en el arma secreta de su futuro profesional.

Esa afición por las manualidades ha marcado su destino en el modelaje de escenas y esculturas que, tras ser fotografiadas, ilustran sus propios cuentos y versos. Hay en todas sus creaciones un aire gótico planta cara a la viveza de la gama de colores que le gusta utilizar. Señas de identidad de Mircala son, de la misma forma, las continuas referencias al poeta estadunidense Edgar Alan Poe y a su universo que tienen cabida en todas sus obras, demostrando un gran virtuosismo técnico y una acusada sensibilidad. «Compostela Iconográfica», que luego se trasladará a las ciudades de La Coruña y Ferrol, se completa con un catálogo de la muestra, estampas de los santos, recortables y un plano que sirve de guía al visitante para poder constatar la imagen tradicional de los santos a través de un recorrido iconográfico por las iglesias del Casco Histórico de la capital gallega.

La exposición está patrocinada por la Diputación de La Coruña, la Fundación Catedral de Santiago y el Ayuntamiento de Santiago de Compostela y cuenta con la colaboración del Arzobispado de Santiago de Compostela, Carris Hoteles, Tesec Audiovisual y la Asociación de Hostelería de Compostela. El acto de inauguración contó con la presencia de la vicepresidenta de la Diputación de La Coruña, María Faraldo; el concejal de cultura, Ángel Currás; el director de la Fundación Catedral de Santiago, Daniel Lorenzo; la comisaria de la muestra, Gemma Sesar y, como no, el artista, Jack Mircala. «Compostela Iconográfica» estará hasta finales de agosto en el Palacio de Xelmírez en horario mañana de 10 a 14 y de tarde de 16 a 20 horas de martes a domingo .

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