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Con sabor a despedida

ROSA SANZ HERMIDA

«El arte de componer sin ideas ha encontrado definitivamente en Brahms uno de sus más merecedores representantes». Así pensaba Hugo Wolf, músico coetáneo respecto del autor alemán. Y no era el único en considerarlo como un compositor ayuno de invención al crear «algo» a partir de la «nada». La larga historia que media desde el estreno de la «Sinfonía nº4» hasta el presente ha mostrado cómo la genialidad brahmsiana radica precisamente en su extraordinaria capacidad de construir toda una sinfonía a partir de materiales mínimos (agrupaciones de dos notas, en el primer movimiento) sometidas a cambios de tempo, timbre, puntuación y estructura (proliferación de esta especie de células temáticas en forma de cadenas que se suceden de muy diversas formas: creciendo, invirtiéndose como en espejo, etc). En esto Brahms no fue novedoso: más de ochenta años le separan de otra enorme partitura, la 5ª de Beethoven, creada a partir de una fórmula «minimalista». La incomprensión es inherente a los genios y su revalorización, tarea del tiempo.

Lionel Bringuier y la OSCyL nos hicieron participar de la grandeza de esta 4ª de Brahms en una versión poderosa, con un tempo brioso y ágil, bien acentuado y una elegante exposición de los temas en el «Allegro» inicial, una robusta sonoridad de trompas y una brillante ejecución del «Allegro energico», y un matizado y efectivo contraste de dinámicas. Estupendos los solistas, los metales y el timbal.

El «Doble concierto para violín, violonchelo y orquesta» de Brahms fue la otra pieza elegida para este último concierto de abono de la OSCyL, protagonizado por los hermanos Renaud y Gautier Capuçon. Tras los breves compases orquestales irrumpió el solo de violonchelo de Gautier, en una exposición de gran densidad sonora y lirismo seductor, sostenido después por el violín de Renaud. Ambos hicieron una lectura muy vigorosa de la obra, casi dramática por el juego de tensiones, desde una sonoridad bien aquilatada, gran musicalidad y técnica impecable. Magnífica despedida del año sinfónico, con una OSCyL que, permítaseme la expresión, «se sale».

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