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ocio

Hotel Claridge, tres años para ganar una estrella

El edificio, inaugurado en 1967, reabre sus puertas tras una reforma que ha modernizado por completo su aspecto

ernesto agudo

noemí lópez trujillo

Muchos son los que dejan una parte de su vida en un hotel. Lo saben Leonard Cohen y Janis Joplin , y también Patti Smith y Robert Mapplethorpe , que se entregaron al amor en el Chelsea Hotel de Manhattan, el lugar donde la vida y la muerte se doblegaron ante el rock.

Bajo esta filosofía del hotel como continuación de lo cotidiano, de la vida de las personas, Luis Celemín ha reformado por completo el histórico Hotel Claridge , situado en Plaza del Conde de Casal . Fue inaugurado por Manuel Fraga en 1967 y esta es la primera vez que se somete a una reforma integral, que ha durado tres años. La nostalgia de la esencia del Madrid de Villa y Corte se ha mezclado con un rejuvenecimiento de sus instalaciones . Es un ejemplo del maridaje perfecto entre lo clásico y lo moderno. Así, con un aspecto sobrio pero elegante, y con una decoración propia del estilo americano de los años 60 que se insinúa en cada rincón, el Claridge ha conseguido alcanzar las 4 estrellas, una más que antes de la remodelación.

La cafetería era el lugar de encuentro de los que quedaban en Conde de Casal

Punto de referencia del este de Madrid, la cafetería del Claridge era el lugar de encuentro de aquellos madrileños que quedaban en Conde de Casal. Con un total de 15 pisos , las «vistas son impresionantes», tal y como asegura el director del hotel, Luis Celemín. Despertarse aquí es recorrer con la mirada en cuestión de segundos el distrito de El Retiro , y dormirse, tener la sombra del Pirulí cerniéndose sobre el hotel.

Una serie fotográfica del artista Gerard Franquesa se distribuye a lo alto del edificio, en cada una de las plantas que lo conforman. Se trata de alegorías de la capital en las que una frondosidad verde es El Retiro y la imagen dorada del edificio Metrópolis iluminando la cafetería como si el sol se hubiese desplazado al Claridge para atardecer.

Más confort

Las instalaciones obsoletas han dicho adiós y han dado paso a unas nuevas que mejoran la estancia de los usuarios. Además, el número de habitaciones ha disminuido de 150 a 114 aunque son más amplias y, además, hay dos suites. «Menos cantidad, pero más calidad» , con el objetivo de aumentar el confort de los huéspedes, explica Celemín. Con la reforma, que ha supuesto una inversión de 12 millones de euros y cuyo arquitecto ha sido Carlos Sánchez, también se han creado salones para convenciones o reuniones de empresa. Y es que este nuevo viejo hotel está «dirigido a ejecutivos con alto poder adquisitivo».

Es la primera reforma integral a la que se somete y ha costado 12 millones de euros

Así, las personas que pernocten en el Claridge a partir de mañana –ya hay cerca de 70 reservas hechas– «se van a encontrar un hotel totalmente nuevo que cubre todas las necesidades», asegura el director. El servicio también estará a la altura, reconoce Celemín, ya que cuenta con una plantilla de 50 personas . La mayoría de ellas trabajaba en el hotel antes de la reforma y se ha reincorporado tras un ERE temporal.

Un nombre, una filosofía

Londres, Miami o Buenos Aires, todos tienen un Claridge que forma parte de la piel de la ciudad. Pero el de Madrid es un hotel familiar que se desvincula de estos tres. Tiene una filosofía muy clara: «Que las personas se sientan como en su casa», detalla Celemín, y añade que «la idea del nombre era seguir con la línea "british" del Hotel Wellington de Madrid».

El número de habitaciones ha disminuido de 150 a 114, pero ahora son más amplias

La reapertura de este alojamiento es un hálito de esperanza en este negocio. La oleada de hoteles históricos que cierran se extiende por Madrid en los últimos años. Desde el Hotel Inglés , el más antiguo de la capital (1853) hasta el Hotel Madrid, pasando por el París, donde hasta 2006 se alzaba el cartel luminoso de Tío Pepe , que actualmente busca nuevo tejado donde envejecer.

En todos estos lugares se vivieron historias que sólo conocerán sus protagonistas, pero que forman parte de la historia de Madrid y del recuerdo. Por suerte, el Claridge seguirá albergando vidas a su paso por el corazón de España y haciendo que sus paredes, aunque no hablen, escuchen.

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