Sensacional Medea

Medea es ya uno de los grandes triunfos del teatro, puesto que al éxito sin paliativos, debemos añadir un reto: prácticamente todo el plantel -incluido Mehta- debutaba en este título. ¡Quién lo diría cuando bajó el telón!. Cual atlante, la protagonista soporta el peso de toda la obra y es apoteósico el triunfo de Urmana que increíblemente termina su particular tour de force en estado de gracia vocal y escénica. Urmana posee una homogeneidad en todos los registros asombrosa y logra una interpretación portentosa. Partiendo de que son papeles incomparables en exigencias y dificultades, el canto más excelso lo protagoniza María José Montiel. Su amplio registro, grandes medios y exquisito gusto le acreditan para estar, ya, en la primera fila internacional. Memorable su Solo un pianto premiado con una sentida ovación. Ofelia Sala cumple sobradamente en lo dramático con su intencionado fraseo, sin embargo su emisión fue irregular. Magnífico Beloselsky -un bajo con potencia y hermoso timbre- así como la agradable sorpresa del tenor Serguéi Skorojodov en su comprometido rol.

Excelente Metha que inteligentemente cede paso a las voces sin supeditarse. Es sobrio pero cuidadoso. Excelsa la orquesta con un glorioso Álvaro Octavio a la flauta y la fagotista que acompañó magistralmente a Montiel en su aria. El coro, merecidamente, se lleva una de las mayores ovaciones. La dirección de Gerardo Vera es acertada por atractiva visualmente y coherente en todos los sentidos, pues coadyuva elegantemente a la comprensión de una historia -ya de por sí de enorme potencia dramática- sin distorsiones ni simbolismos absurdos. Obligatoria.