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«De España al Japón», el viaje más largo de Luis de Oteyza

El humor y la cultura definen la prosa de Luis de Oteyza en «De España al Japón», publicada por Ediciones del Viento

ignacio ruiz quintano

Si a usted le gusta mucho viajar, pero le molesta sobremanera el moverse de su casa , lea De España al Japón, de Luis de Oteyza.

Sabemos que el viajero posee una sola dimensión: la anchura, el espacio. La técnica moderna aniquila el espacio: nuestra época es la del «viaje cero».

Roussel aconsejaba cerrar los ojos durante los viajes: recién llegado a China, permaneció en su coche-vagón.

Y Foxá contaba el caso de un amigo que, habiendo dicho a un campesino que pensaba viajar porque estaba triste, había recibido esta respuesta:

–Don Fernando, ¿para qué viajar? Si donde va el cuerpo va la muerte…

«¿Para qué viajar? Si donde va el cuerpo va la muerte...»

Pero el español, cuando viaja, viaja de verdad, generalmente (Cortés) para alejarse de la señora. A diferencia de los franceses o los ingleses, que se limitaban a tomar nota de unos cuantos rasgos locales (el cante y el toreo), nuestros viajeros románticos huían de la señora española y conquistaban un imperio azteca.

Luis de Oteyza no es un conquistador: se queda en viajero de prensa, pero de una prensa que combinaba muy bien el humor y la cultura , los dos elementos constitutivos del relato De España al Japón, con esas cosas tan de Camba .

A Camba le gustaba viajar, pero le molestaba el moverse de casa.

Soy un espíritu errabundo encarnado en un cuerpo sedentario –dijo Camba–, y la radio viene a resolver todos mis problemas.

Pescar un naufragio

Oteyza, madrileño de origen vasco nacido en Badajoz , se embarca hacia el Japón para alejarse… de la nación regenerada por Primo de Rivera, luego de haber entrevistado a Abd-El-Krim tras el desastre de Annual.

¿Por qué al Japón? Porque del Cerro de los Ángeles, que es el centro geográfico de España, le separan, dice, sus buenos veinte mil kilómetros en línea recta. «Lo bastante, ¿no?»

Estamos en 1927. Se funda la Campsa. Se estrena « Mariana Pineda ». Famosean Ricardo Zamora y Paulino Uzcudun. Oteyza paga diez dólares por el visado de Estados Unidos, una peseta con cuarenta céntimos por el de Egipto, tres duros por el del Japón y se embarca en el Claudio López.

Oteyza paga diez dólares por el visado de Estados Unidos

–Y el nombre «hace la cosa». ¡Caramba si la hace! Cuanto el C. López y López (no olvidemos ninguno de sus López) encierra en su casco es más español que una plaza de toros.

Al sentarse a escribir, suspira: «¡Oh, si tuviese la suerte de pescar un naufragio!»

Desaparecería bajo las olas el pasaje… Los niños los primeros, y el primero de todos este ángel querido de su mamá, que se ha traído para distraerse un acordeoncito y lo está tocando ahora mismo a la puerta de mi camarote.

A una señorita que todo lo pasa por su Kodak le espeta:

Retráteme a una de las monjas en el baño . Tengo ganas de saber cómo es una monja desnuda.

Muerte por erótico espasmo

Entonces nos cuenta la historia del Canal de Suez . Y la de todos los vicios que puedan concebirse y que tienen su sede en Port-Said. Pulla «feminista» a doña Celsa Regis (seudónimo de la sufragista madrileña Consuelo González ) y vista del Mar Rojo.

–¿Sabéis el calor que hace en la meseta del toril de la Plaza de Toros madrileña al comenzar la corrida, a las cuatro de la tarde, un día de agosto?

Somalia. «Si caemos en manos de los somalíes, me pongo de parte de ellos», le dice a la pasajera hermosa. «¿Para salvar la vida?» «No, para comérmela a usted.»

–Porque yo tenía la firme creencia de que no se puede tomar el desayuno sin estar leyendo el ABC.

Ceilán, donde le descubre Lolita Granados , de Córdoba y bailadora.

Sumatra. Singapur. «Le parecerá a usted que no ha salido de España»

Sumatra. Singapur. Manila. «Le parecerá a usted que no ha salido de España.» Adiós al Claudio. Embarque en el Jefferson, un barco con jardín, rumbo a la China. Hong-Kong, donde «corro el riesgo de que en una ‘‘cesta de flores’’ las voluptuosas chinitas me hagan morir de erótico espasmo». Shanghái, la única, donde circula el peso mexicano , «lo cual ya es lo bastante incongruente».

–En parte alguna corrí juergas como las que aquí estoy corriendo.

( Paréntesis sentimental, delicioso, con muchacha rusa que acaso termine dando sentido a todo el relato.)

Embarque en el Madison, rumbo al Japón.

–¡Muy buenos días, Gómez Carrillo !

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