«Villa Favorita», otro tesoro en venta

Como la baronesa anda escasa de liquidez (su fijo de gastos de mantenimiento anual ronda los diez millones de euros) decidió hace ya más de un año vender un cuadro de Constable , «La esclusa», que tanto le gustaba a su difunto marido, el Barón Thyssen. Su principal escollo para conseguirlo fue justamente el rechazo de Francesca Thyssen, quien no aprobaba que se desprendiera de ese lienzo mientras mantenía el resto de sus propiedades. Han sido meses de peleas, pero, una vez más, Tita se ha salido con la suya, dado que legalmente puede vender el equivalente a un 10 por ciento del total de su colección (valorada en unos 800 millones de euros). Como ya informó ABC, ahora solo espera conocer qué cifra alcanzará ese Constable en la subasta que se celebrará el 3 de julio en la sala Christie's de Londres, cantidad que podría rondar los 25 millones de libras.

A los problemas de liquidez se suman, también, las inspecciones que Hacienda ha emprendido contra muchos de quienes han hecho públicamente alarde de su riqueza. En esa lista se comenta que podría encontrarse la mismísima baronesa, como ya ha ocurrido con otros famosos del deporte, el espectáculo o la comunicación.

En cuanto a su hijo Borja, la crisis familiar sigue como estaba sin que le afecte al bolsillo, ya que su herencia está a buen recaudo y no podrá ser utilizada para otros fines. Tal y como se estableció, cuando cumpla 35 años recibirá otra suma millonaria que le legó el barón sin que la baronesa pueda evitarlo , por más que desee. Borja ha declinado hacer comentarios sobre la venta de «La esclusa» o sobre cualquier asunto relacionado con su madre. Feliz junto a su esposa Blanca, el último hijo legal del barón Thyssen, por obra y gracia de Tita, tiene demasiados problemas con su madre como para provocar nuevas polémicas. Ahora toca ser discreto.

Pero el Constable no es lo único que Tita tiene en venta. Una vez más, está decidida a desprenderse de «Villa Favorita», la fabulosa mansión de Lugano que le dejó en herencia el barón y que ella lleva años intentando vender. Es cierto que en este tiempo ha tenido varias ofertas, pero a la hora de cerrar un trato Tita siempre ha reculado. Tal vez ahora, acuciada por los gastos y la presión fiscal, decida que es el momento de desprenderse de la casa donde vivió sus mejores años.