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«Hierro ilustrado» se publica a los diez años de la muerte del poeta
Cuando se cumplen diez años de su muerte, «Hierro ilustrado» (Nórdica) nos devuelve la imagen del poeta como un hombre de trayectoria brillante que abrió los caminos de la lírica posterior
En 2012 se cumplen diez años de la muerte de José Hierro (Madrid, 1922-2002) y noventa de su nacimiento, y, para conmemorarlo, nada mejor que la publicación de una antología realmente peculiar, ya que en ella se recoge no solo una importante muestra de su obra poética, sino también de su obra gráfica, hasta ahora inédita en su mayor parte . La selección nos muestra, pues, la conjunción existente entre pintura y poesía –a las que el propio autor consideraba, junto con la música, «hermanas siamesas» –, dado que permite que puedan dialogar en un mismo espacio.
La obra gráfica está compuesta por sesenta y dos dibujos, acuarelas y pinturas de muy diferente técnica y estilo, y de una factura bastante original. En cuanto a los temas, abundan los autorretratos, que constituyen lo que podríamos llamar variaciones sobre Hierro y que, al igual que sus versos, dan fe del autor ( «Yo, José Hierro, un hombre / como hay muchos…» ).
Marinas, toreros
El mar es, asimismo, una presencia constante, como apreciamos en sus hermosas marinas, que ilustran perfectamente algunos de sus poemas. Por otra parte, encontramos paisajes, toreros, un don Quijote y algunos retratos , como el de Carlos Edmundo de Ory . Todo ello en una edición bella y cuidada en la que lo único que se echa en falta es un índice con los títulos y las fechas de las pinturas y dibujos.
Una edición bella y cuidada en la que solo se echa en falta un índice
En cuanto a la obra poética, Hierro ilustrado recoge cincuenta y nueve textos representativos de todos los libros del autor, salvo de Estatuas yacentes (1955), que es un poema único. Como es sabido, sus tres primeros poemarios – Tierra sin nosotros (1947), Alegría (1947) y Con las piedras, con el viento (1950)– sintonizan con la poesía existencial del momento , pero también contribuyen a restaurar la gran tradición de la poesía española del primer tercio del siglo XX y, desde luego, abren nuevos caminos para la lírica posterior.
Poeta puente
Con algunos poemas de Quinta del 42 (1952) tendrá lugar su mayor acercamiento a la llamada poesía social y testimonial. En Cuanto sé de mí (1957), anticipa rasgos propios de la generación de los 50 e incluso de los novísimos ; de ahí su condición de «poeta puente».
La publicación de Libro de las alucinaciones en 1964 supuso todo un acontecimiento; dentro de la dialéctica de su poesía, el propio Hierro reconoce que esta había ido «caminando hacia un irracionalismo cada vez más evidente» , lo que de nuevo vino a anticipar el sesgo de la poesía española de esa década y la siguiente.
La de Hierro fue una trayectoria original, sólida y coherente
Agenda (1991) constituye una especie de itinerario vital del poeta en el que, de alguna forma, se resume el largo tiempo transcurrido desde su anterior libro. Por último, Cuaderno de Nueva York (1998) representa la brillante culminación de su trayectoria . La selección se cierra con un epílogo compuesto por tres poemas procedentes de la recopilación de Sonetos aparecida en 1999.
Estamos, en fin, ante una antología esencial de uno de los poetas españoles más importantes e influyentes de la segunda mitad del siglo XX y de una de las trayectorias más originales, sólidas y coherentes de todo ese período. No en vano fue y sigue siendo un paradigma, un modelo y un referente ético y estético.
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