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elecciones en egipto

Amro Musa, el «hombre puente»

El diplomático de 75 años es el candidato más conocido

Amro Musa, el «hombre puente» reuters

paula rosas

Moderado y ambiguo, si Amro Musa cuenta con una ventaja esencial con respecto a sus competidores en la carrera presidencial egipcia es, sin lugar a dudas, su popularidad. El ex secretario general de la Liga Árabe es el candidato más conocido de los comicios y eso, en un país con un 40% de analfabetismo, ya es un punto de partida. Experimentado, arrogante y, sobre todo, astuto, Amro Musa, ha conseguido salir relativamente indemne del convulso periodo de transición egipcia, y es considerado uno de los favoritos para alcanzar la presidencia.

«No es el momento de experimentar», advierte el exjefe de la Liga Árabe

El diplomático de 75 años tiene una dilatada experiencia en la política, sobre todo en las esferas internacionales, práctica que adquirió en distintas legaciones diplomáticas y como embajador en la India y ante las Naciones Unidas. En 1991 fue nombrado ministro de Exteriores , cargo que ocupó durante una década hasta que pasó a liderar la Liga Árabe. Según los rumores, que él se emplea ahora en airear, su nuevo cargo fue una patada hacia arriba de Mubarak debido a las rencillas que ambos mantenían.

A pesar de las posibles desavenencias con el antiguo sistema, para muchos egipcios Amro Musa no es sino más de lo mismo , un hombre mayor, entrenado en el régimen, con demasiados amigos y lealtades entre los acólitos de Mubarak como para impulsar un cambio en Egipto.

«Malo conocido»

Pero para otros, Musa es precisamente eso, un candidato de transición, un vínculo entre un pasado muy presente y un futuro aún impredecible. «Podría ser un equivalente a Adolfo Suárez», describía a este diario un diplomático europeo. Entre las cancillerías occidentales, Musa es un candidato más que deseable. Él mismo, aunque se declara reformista, advierte de que «no es el momento de experimentar», y algunos de los que hoy votarán por él siguen precisamente una máxima derivada de esa filosofía: «más vale malo conocido que bueno por conocer».

Lleva meses recorriendo el país con el objetivo de reforzar coaliciones tribales

Aunque es arrogante en su discurso, como bien demostró en el debate electoral que le enfrentó a Abdelmoneim Abul Futuh en dos canales de televisión egipcios, Amro Musa ha sabido conectar con muchos de los votantes más humildes, sobre todo en las zonas rurales, donde la influencia de los caciques locales es aún grande. Lleva meses recorriendo de punta a punta el país con el objetivo de reforzar coaliciones tribales, pactos se alimentan de las antiguas bases del Partido Nacional Democrático, el dinosaurio sobre el que cabalgó durante tres décadas Hosni Mubarak , y cuyos caciques quieren defender con uñas y dientes su influencia ante la popularidad, quizás hoy algo más desgastada, de los Hermanos Musulmanes .

Musa ha sabido guardar silencio cuando dar su opinión podía perjudicarle, y soltar la palabra necesaria, ya sea «Islam», «revolución», «seguridad» o «moderación» en el momento adecuado en el lugar preciso aunque siempre, le espetan sus críticos, a toro pasado.

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