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ENTREVISTA

Pedro Duque: «El espacio es la mejor inversión posible de un país»

Hace unos meses se ha reincorporado a su plaza de astronauta de la ESA y continúa listo para el despegue, aunque sabe que no lo tiene fácil a corto plazo

Pedro Duque: «El espacio es la mejor inversión posible de un país» MIGUEL BERROCAL

BLANCA TORQUEMADA

El escenario ayuda. La cita con Pedro Duque tiene lugar en el centro de la Agencia Espacial Europea (ESA) de Villanueva de la Cañada: siempre resultará más propicio entrevistar a un astronauta entre enormes antenas parabólicas que auscultan los latidos del Universo que, por ejemplo, ahora que acaba de ser pregonero de las fiestas de San Isidro, hacerlo en la Plaza de la Villa con banda sonora de organillo y calor de multitudes. Este quijote del espacio enjuto y perseverante está convencido de que Europa no se debe quedar atrás en la investigación del Cosmos, porque esa carrera supone mucho más que una sucesión de hazañas épicas: es la sublimación del i+D, la conquista estratégica del conocimiento.

-¿En qué ha consistido su rentrée en la ESA, tras varios años en la empresa privada?

-Trabajo en Múnich en un centro de control como el que tienen americanos, rusos o japoneses para la Estación Espacial Internacional. Es un equipo de unas cien personas dedicado a controlar desde Tierra la parte europea de la estación.

-Pregunta manida pero inevitable: ¿Cuándo va a volver al espacio?

-No lo sé ahora mismo...

-¿Quizá se le está pasando el arroz? Porque la edad contará.

-Sí cuenta, claro... Cuando uno se va acercando al final queda siempre menos. No lo sé si me tocará, todavía no está claro. Ahora tenenos tres personas en preparación para los siguientes tres vuelos, lo que supone una espera de cinco años como poco. Pero lo que no se sabe es si esto va a continuar así. Si Europa dentro de un par de años cambia su política y en vez de invertir una décima parte de lo que destina Estados Unidos a ciencia y tecnología llega a un tercio de lo que invierten ellos, la planificación cambiaría. Ahora mismo, Europa completa tiene un 50 por ciento de presupuesto menos que Rusia para los programas espaciales.

-O sea, que la crisis se deja sentir.

-Veremos. Ahora estamos pendientes de la reunión trianual de los ministros europeos para decidir los programas, a finales de este año.

-Y mientras Europa se lo piensa, los chinos van como un cohete.

-Que China puede desarrollar las mismas tecnologías que hemos desarrollado nosotros en los últimos años, por supuesto. Que lo hacen un poco por razones propagandísticas y políticas, también. Pero el motivo más importante de China es que esto es la mejor inversión posible, de modo que lo que están haciendo es poner los medios para ser más ricos en el futuro, para crear nuevas industrias que ahora mismo no se conocen. Gracias a sus ambiciosos programas, todos los niños chinos quieren ser ingenieros. Ahí es donde los países crecen y se hacen competitivos. Esto es una inversión, no es un gasto. Que quede claro.

-Se echa en falta uno de esos hitos de otras épocas como el de la llegada a la Luna.

-No lo vemos ahí en parte porque nos falta información. Por ejemplo, en China no sabemos qué está ocurriendo. De momento quieren poner su propia estación espacial en órbita, y aseguran que piensan ir a la Luna antes que nadie. Un personaje como Arthur C. Clarke en su novela «2010» ya lo deja claro: anticipa que para 2010 ya los chinos estarían por delante. Digamos que se equivocó en un par de años. Y Estados Unidos está desarrollando a toda velocidad una nave espacial no se sabe si para ir a asteorides o a Marte directamente, aunque se cree que más bien para lo primero. Después de las elecciones presidenciales, decidirán a dónde van, pero la nave está ya en desarrollo. A los Estados Unidos también los veremos o en un asteroide o en la Luna o en Marte.

-¿Qué diferencias (económicas aparte) hay entre la NASA y la ESA?

-Somos dos organismos muy clonados. Salvo el problemón de la ESA de tener que manejar las muy diferentes contribuciones de tantos países, la mentalidad tecnológica y la manera de trabajar son muy parecidas. Si hiciéramos una agencia de las dos, al día siguiente no nos enteraríamos.

-A lo mejor es lo que conviene.

- A mí me parece bien la idea, pero no podemos hacer una agencia de dos cuando unos ponen cinco y otros ponen uno. Primero tendría que llegar Europa al mismo nivel. Ya colaboramos mucho con ellos, pero siempre vamos un poco de pequeñines.

-Es aficionado al buceo. ¿Ahí se aprende a encauzar situaciones límite parecidas a las del espacio?

-Son dos actividades en las que puede pasar algo y en las que la exactitud técnica hace que sobrevivas a ello. No sólo les pasa a los astronautas y los buceadores, también a los alpinistas o los espeleólogos.

-¿Hay una transformación interior después de un viaje espacial?

-Yo creo que no, porque un viaje espacial es algo formado por actividades que has repetido intensamente antes. Lo que de verdad te cambia son los años de preparación, la gente que conoces en Rusia o en América que te abre nuevas maneras de pensar.

-Pero la Tierra desde arriba...

-Sí, eso sí. Ese horizonte, la velocidad a la que pasas, ver los continentes, el cambio tan rápido de la noche al día... Eso se te queda para siempre.

-No me diga que no tiene usted una profesión agradecida: uno vuela dos veces en su vida al espacio y ya es ídolo perpetuo en su país.

-Pues sí. Una parte pequeña de lo que has hecho te lo agradecen siempre.

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