«Olvidoteca», el rincón de un hotel para los libros abandonados
El Gran Hotel Conde Duque acumula en un espacio cerca de 500 obras que sus huéspedes han olvidado en las habitaciones
tatiana g. rivas
Ocultos entre las sábanas. Ése suele ser el lugar más común donde el personal de limpieza del Gran Hotel Conde Duque de Madrid encuentra los libros que los huéspedes se dejan olvidados, voluntaria o involuntariamente, en sus habitaciones. «Muchas veces creemos que no les ... caben en la maleta o que les pesan demasiado y deciden dejarlos», explica Rafi Prieto, la gobernanta de este cuatro estrellas superior, la misma que ideó dar uso a esas valiosas pérdidas.
«Yo es que no puedo tirar un libro. Me parece un pecado. Al principio los dábamos entre el personal. Después eran demasiados los que se acumulaban y nació esto», apunta.
De una vitrina a un espacio reservardo
Fue en 2007 cuando se propuso la idea de crear esta «biblioteca de clientes para clientes», como se resume en un cartel que reposa sobre una de las cuatro estanterías de estilo clásico que conforman la ya conocida como «Olvidoteca». «Al principio las
Algunos dejan sus libros adrede con dedicatoria
teníamos en una vitrina, pero hemos ido sumando y sumando hasta llegar a todos estos volúmenes”, indica Prieto. En total, el número de ejemplares supera los 400 y puede llegar al medio millar. Con nombre patentado, este espacio reservado que se encuentra nada más acceder al hotel ha recibido una gran acogida por parte de los clientes. Tanto es así que muchos de sus visitantes dejan sus libros en la habitación con dedicación: «Para su olvidoteca».
Todos los géneros, todos los idiomas y en diferentes formatos: revistas, guías, manuales, … todos huérfanos de dueño y nunca nadie los ha reclamado. A modo de curiosidad, ninguno se repite y quien quiera puede llevárselos en su maleta. « No hay un control de registro . Como seguimos encontrando libros no nos importa si algún cliente quiere llevárselo », dice la encargada de administración.
Los hospedados se dejan un sinfín de objetos personales durante sus estancias: pijamas, colonias, ropa interior, cremas, cargadores de móviles, «podríamos montar un “olvicargador”» , dice entre risas Prieto. Consoladores , bolas chinas e incluso dentaduras postizas , también se han encontrado en las habitaciones. Por el momento, sólo los libros encuentran hueco para ser reutilizados. «Esperemos poder incrementar su espacio», comenta la gobernanta.
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