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LETRAS EXPECTATIVAS

Revolución permanente

Los intraemprendedores son la principal fuente de innovación para que las empresas puedan renovarse y crecer

JOAN CARLES VALERO

SUBVERTIR la revolución permanente de Trotsky para adaptarla a la empresa resulta inspirador. Ante la incapacidad de algunas direcciones para impulsar la revolución del talento por la rigidez de su estructura vertical, la debilidad de basarse en el orden y una dependencia abusiva del control, la impronta innovadora surge del propio personal, del intraemprendedor, un concepto defendido por el presidente de PwC, Carlos Mas, en la última sesión del Círculo de Economía Responsable, organizado por la Fundación Bertelsmann, la Cámara de Comercio Alemana para España y la Fundación PwC. Los intraemprendedores son la principal fuente de innovación para que las empresas puedan renovarse y crecer, no sólo porque son capaces de romper con oportunidades de mejora el status quo de las compañías, sino porque movilizan los recursos de la organización a partir de ideas orientadoras al éxito.

La globalización, al margen de hacer cada vez más cierta la expresión de que el mundo es un pañuelo, ha infundido una gran diversidad cultural, de edades y género en las plantillas de las empresas. Esta heterogénea composición exige nuevas formas de cooperación, por ejemplo, la inter generacional que posibilita la transmisión del conocimiento que atesora la experiencia. Tener en cuenta esta diversidad a partir de la búsqueda de los puntos comunes para adaptarlos a la cultura de la empresa, es otro de los factores del éxito de una compañía. Máxime, en un mundo aplanado por la democratización del acceso a la tecnología, donde hay que del modelo vertical al regido por las tres C: comunicación, colaboración, conexión. Descentralizar estructuras, delegar responsabilidades, dialogar con los distintos intereses que rodean la empresa y participar en los beneficios son otras claves de la dirección que busca la cooperación constructiva y promueve el sentimiento de pertenencia desde el respeto, para que cada miembro se sienta valorado.

Son aspectos que, bien orientados, se convierten en ventajas competitivas, porque transforma la cultura de la empresa en pegamento interno que engancha a las personas. Esta es una de las conclusiones del libro «Gestión de la diversidad cultural en las empresas», presentado ayer en la Biblioteca Nacional de España por el Club de Excelencia en Sostenibilidad y la Fundación Bertelsmann. Su autora, Montse Ventosa, defiende que «una organización que utiliza correctamente la diversidad, fortalece la cultura empresarial, mejora su reputación, constituye un empleador atractivo para las personas con talento, promueve la motivación y la creatividad y, por ende, la innovación y eficiencia del personal». El futuro es una puerta que siempre se abre desde el interior.

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