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Turquía conmemora la batalla de Gallípoli junto a viejos enemigos

Representantes de los países que combatieron en la legendaria campaña asisten a la ceremonia

fotos: d. iriarte

daniel iriarte

En el mes de abril, la lluvia se prodiga en la península de Gallípoli . Los campos, en los que descansan los restos de decenas de miles de soldados, tanto turcos como extranjeros, están verdes, y los cielos encapotados contribuyen a dotar de una atmósfera melancólica a la ceremonia que cada 24 y 25 de abril reúne a los representantes de los países que combatieron en la legendaria batalla. Cuando este evento comenzó a tener lugar, en el año 1990, muchos de los participantes eran veteranos de estos combates. Ahora, por ley natural -la campaña de Gallípoli tuvo lugar en 1915-, ya no queda ninguno.

En esta ocasión, el tiempo nos respeta, y el sol aparece a ratos entre nubes benévolas. Entre los asistentes hay turistas australianos y grupos de escolares turcos. La atmósfera, a pesar de la solemnidad, es festiva. No es que los asistentes no tengan presente que más de 100.000 combatientes perdieron la vida y otro medio millón fueron heridos o mutilados en esta batalla. Simplemente, ha pasado demasiado tiempo.

«Sólo hay tres días que merezcan la pena: la Fiesta Nacional, el Día del Anzac, y las vacaciones»

Entre las increíbles carnicerías que tuvieron lugar durante la Primera Guerra Mundial , esta no fue sino una más. Pero, para los que participaron en ella, Gallípoli siempre simbolizó «algo», aunque resulte difícil definir el qué. Para los turcos, es la batalla que consagró a Mustafá Kemal como comandante militar, lo que después le permitiría asumir un papel político: acabó liderando la guerra de independencia contra las tropas invasoras griegas, y convirtiéndose en Ataturk , el padre fundador de la moderna República de Turquía. Para australianos y neozelandeses, por aquella época todavía bajo la órbita británica, el elevado número de bajas en una guerra que les pillaba bastante lejos provocó algo parecido al nacimiento de una conciencia nacional.

«Es un orgullo y un honor estar aquí representando a todos mis compatriotas australianos. Hemos conocido a algunos soldados turcos, y creo que el sentimiento es el mismo. Hay un respeto mutuo significativo», explica a ABC Raymond Hingston, suboficial del Ejército australiano. Participan, además, representantes de Canadá, Francia y Alemania, así como de otros países que en aquella época formaban parte del Imperio Británico, como Bangladesh -que por aquel entonces todavía se llamaba Bengala-, Irlanda o la India.

Atrezzo bélico

Esta batalla sigue marcando la vida cotidiana de los locales, y no sólo porque sea uno de los principales reclamos turísticos de la región. Durante el Día del Anzac (acrónimo de los cuerpos expedicionarios de Australia y Nueva Zelanda, que lideraron la fallida invasión de la península), los precios de los alojamientos se disparan, a la espera de los centenares de turistas del Pacífico Sur que inundan la zona. Pero el resto del año, la batalla sigue presente en la atmósfera: casi todos los hoteles tienen nombres conmemorativos, decoración bélica, o al menos organizan visitas guiadas a los campos de batalla (así como al escenario de otra guerra legendaria, la de Troya , también en la zona). En el hotel en el que se aloja el reportero de ABC, la clave para internet es «gallipoli1915».

«Aquí sólo hay tres días que merezcan la pena: la Fiesta Nacional, el Día del Anzac, y las vacaciones. El resto del tiempo, hay poco que hacer», se queja Alper, un periodista de Estambul que trabaja para un diario local. Después de esta noche, inevitablemente, la calma regresará a Gallípoli, a los cementerios, a los campos. Hasta dentro de un año.

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