Solo un paso más en el duro camino del ajuste

Los expertos consultados por Empresa lo tienen claro. «Generar 27.500 millones de ahorro es un esfuerzo muy notable pero, desgraciadamente, es probable que no sea suficiente », dice Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada.

Para Luis Garicano, catedrático de la London School of Economics, «se echa de menos un camino hacia la consolidación fiscal estructural y sostenible, no la de un solo año, para la que será inevitable una subida del IVA y una reducción de los gastos de personal de las Administraciones Públicas , los grandes protegidos de este Presupuesto».

Pero por el momento de subida de IVA nada de nada. Para cumplir con el objetivo «ineludible» impuesto por Bruselas de reducir el déficit público desde el 8,51% al 5,3% del PIB a final de este año las subidas impositivas afectan ahora a las empresas tras incrementar el IRPF en diciembre, y se pone en marcha una amnistía fiscal para regularizar el fraude, que permitirá a ciudadanos o empresas que afloren rentas ocultas pagar un 10% por esas rentas declaradas, sin sanciones. Gracias a estas y otras actuaciones adicionales fiscales, el Estado prevé recaudar 12.314 millones adicionales .

Pero el mayor ajuste vendrá por el lado de los gastos , 18.300 millones de euros . Pero de ellos ya se incluyeron en decreto del pasado mes de diciembre, 7.600 millones. Para el conjunto de 2012 los gastos ministeriales se reducirán en un 16,9% . Es decir, que los ministerios tendrán 13.400 millones menos para repartirse. ¿Suficiente? Javier Morillas, profesor del IESE, piensa que « será necesario suprimir o reducir en mucha mayor medida gasto improductivo ; especialmente subvenciones a entidades asociativas y organizaciones de particulares».

De la quema solo se salvan la revalorización de las pensiones, los sueldos de funcionarios que se congelan y las prestaciones por paro.

Santiago Carbó, catedrático de la Universidad de Granada

Hay momentos en los que solamente cabe asumir la realidad por dura que ésta sea. Por eso, aun reconociendo que la austeridad a ultranza no es una solución para la Eurozona, no parece quedar otra solución para España. Los Presupuestos Generales del Estado que fueron probados el pasado viernes así parecen reconocerlo. Son los más austeros de la democracia en términos relativos y, aun así, son sólo una parte de un ajuste que habrá de ir acompañado de otros esfuerzos.

Generar 27.500 millones de euros de ahorro es un esfuerzo muy notable pero, desgraciadamente, es probable que no sea suficiente y, por ello, para alcanzar el objetivo de déficit público del 5,3% pueden ser necesarias medidas adicionales. Parece que la solución será gradual y esas otras medidas están por venir. Ahora que el pulso con Bruselas por relajar el calendario de cumplimiento del déficit público no parece dar más de sí, el ajuste es la única opción. Cualquier otra iniciativa unilateral que lleve a un déficit público mayor del previsto —más allá de una romántica aventura por evitar una dura recesión económica— podría tener consecuencias muy negativas para España en términos de credibilidad y costes de financiación. Sin la connivencia de Bruselas, solamente nos queda esta medicina de caballo. La recuperación económica tendrá que esperar y toca sufrir… y mucho.

Javier Morillas, profesor del IESE

¿Son estos los Presupuestos que nos sacarán de la crisis? Por sí solos, no. Pero nos ponen en camino para salir de la crisis. La pasividad con la que actuó el Gobierno anterior desde 2008 frente una crisis que negaba ha evidenciado que la metástasis ha llegado a extenderse por el cuerpo social y económico del país más de lo que cabía razonablemente estimar. Esto exigirá un esfuerzo todavía mayor al que se recoge en estos Presupuestos, en la medida que deben tener su continuación en los que se presenten para 2013.

Hay que aplaudir la eliminación de las deducciones fiscales a las grandes empresas; y habrá que activar cuanto antes la vinculación del cobro del subsidio de paro con algún trabajo concreto a la comunidad, que podrá ser de recuperación ambiental, agropecuaria o de forestación, en un país donde el 44% del suelo está en proceso de erosión y/o desertización. Y será necesario suprimir o reducir en mucha mayor medida gasto improductivo; especialmente subvenciones a entidades asociativas y organizaciones de particulares, cuyas fuentes de financiación propias no alcancen al menos el 80% de su gasto total, como empresarios, sindicatos, y entidades que dependan del dinero del contribuyente; también las subvenciones a cooperación internacional al desarrollo no vinculada a retornos, y apoyo a la exportación a través de la potenciación de la imagen-país; igualmente ayudas a inmigrantes todavía no integrados en un momento en el cual nuestros jóvenes están emigrando.

Luis Garicano, catedrático de la London School of Economics

Los presupuestos de este año y del que viene son un ejercicio de enorme complejidad. Si no son creíbles, España puede entrar en una espiral de desconfianza y subida de tipos. Si son demasiado duros, agudizarán la recesión y empeorarán el desempleo poniendo en peligro la paz social. ¿Se puede conseguir credibilidad sin sacrificar la paz? ¿Y, más difícil todavía, sin tocar ni pensiones, ni salarios, ni IVA ni IRPF, como ha prometido el gobierno?

Bajo la lupa del mundo, el Gobierno dio el viernes su respuesta, que sorprende por su agresividad en el recorte. Si se cumplen sus predicciones, el Ejecutivo debe poder recortar 27.000 millones de euros. Si, como hemos calculado desde Fedea, es necesario recortar 55.000 para llegar al objetivo del 5.3% (teniendo en cuenta la brutal recesión), esto es la mitad del recorrido. La otra mitad debe venir de las comunidades autónomas y ayuntamientos, que deben recortar otro 1.5%.

¿Conseguirán los presupuestos su objetivo dual? Quedan muchas incertidumbres importantes, empezando por las CC.AA. que fracasaron rotundamente en su objetivo en el 2011. La Seguridad Social también preocupa: ¿es razonable esperar que el déficit de la Seguridad Social mejore un 0.1% hasta desaparecer? Pero el esfuerzo por parte del Estado es indudable.

Lo que se echa de menos es un camino hacia la consolidación fiscal estructural y sostenible, no la de un solo año, para la que será inevitable una subida del IVA y una reducción de los gastos de personal de las Administraciones Públicas, los grandes protegidos de este Presupuesto.

J. C. Martínez Lázaro, economista del IE Business School

Los Presupuestos aprobados el pasado viernes tienen casi todo lo que se esperaba. Recortes de gastos en todas las áreas ministeriales, retoques en el Impuesto de Sociedades, congelación salarial para los funcionarios, copago en algunos ámbitos judiciales, subidas del gas y de la electricidad y hasta una amnistía fiscal que no estaba en las quinielas.

Con todas estas medidas se pretende conseguir los más de 27.000 millones necesarios para cumplir los objetivos de déficit fijados para este año. Lo cual es absolutamente imprescindible pues hay que acabar con los gigantescos niveles de déficit en los que han venido incurriendo las Administraciones Públicas desde 2008.

Aunque sean necesarios para empezar a poner la casa en orden, está claro que estos Presupuestos no van a impulsar la economía este año. Más bien, lo contrario. Por lo que ha llegado la hora de empezar a aplicar estímulos selectivos en sectores claves de la economía española que permitan recuperar cuanto antes la senda del crecimiento. Sin ajustes y sin reformas, no habrá crecimiento en el medio plazo, pero sin estímulos internos, no lo habrá en el corto. Sobre todo, porque a pesar del buen comportamiento que viene registrando nuestro sector exterior en los últimos trimestres, la coyuntura que atraviesa el conjunto de la eurozona no augura que las exportaciones vayan a tener un efecto tractor destacable en los próximos meses.

Antonio Argandoña, profesor del IESE

Los Presupuestos son ajustados. No está claro cómo evolucionará la situación en nuestro país, de modo que no deberíamos excluir un nuevo ajuste tras el verano. Se ha transmitido que España va a hacer un esfuerzo grande para reducir el déficit público, pero es necesario ver la letra pequeña de estas medidas, que conoceremos la semana que viene.

Entre las medidas concretas que continenen los Presupuestos está la congelación del sueldo de los funcionarios: era una medida esperada: el mantenimiento de las pensiones y las prestaciones de desempleo: es de justicia mantener ambas prestaciones y la caída de la inversión pública casi un 20%: ha de ser una medida transitoria porque después es necesario recuperar las inversiones.

También se incluye una modificación del Impuesto de Sociedades para grandes empresas: es importante la eliminación de las deducciones porque producen confusión. Debería haberse modificado para todas las empresas, grandes y pymes, aunque también es cierto que hay que valorar que el momento para las pymes quizá no sea el adecuado.

La amnistía fiscal es un tema muy delicado: Las desgravaciones fiscales son injustas y dañan a la confianza pero pueden ser útiles para recaudar grandes cantidades de dinero. Considero que la amnistía fiscal será eficaz si va acompañada de medidas muy duras de persecución del fraude.

Y respecto a la decisición del Gobierno de no subir el IVA, me sorprende que el Gobierno no haya aumentado este impuesto, ya que una subida de un punto, por ejemplo, no habría afectado al consumo. Creo que el Ejecutivo está pensando en una próxima reforma fiscal donde se modificarán distintos impuestos.