Hazte premium Hazte premium

Se venden chicas a 3.000 euros

Las víctimas de las mafias rumanas, algunas menores, son torturadas o vendidas

Se venden chicas a 3.000 euros de san bernardo

C. HIDALGO

Los investigadores policiales constatan operación tras operación la creciente crueldad y falta de escrúpulos de las mafias de tratas de mujeres del Este, especialmente las rumanas. La reciente liberación de una mujer obligada a ejercer la prostitución, secuestrada en un piso, encadenada a una estufa, con el cuerpo lleno señales de latigazos, las cejas rapadas y un código de barras y los 2.000 euros de su deuda tatuados en la piel es un exponente.

La utilización de estas mujeres («bultos» y «maletas» las llamaban) como pura mercancía se sustancia en la venta que se hacen los propios «chulos» de estas jóvenes. En algunos casos, ha quedado constatado que les ponían un precio de 3.000 euros.

Los hay que surgieron al calor de la transición política del comunismo de Ceaucescu al actual régimen, una endeble democracia. Promesas del deporte, como Ioan Clamaparu, «Cabeza de Cerdo», que acabaron de matones de empresarios metidos luego a políticos. Alguno con escaño en el parlamento europeo de Bruselas.

Marconi, tierra de mafias

Gángsteres hechos a sí mismo, desde abajo, y ahora enfrentados entre sí en nuestra región por sus territorios. Dorel y su lugarteniente, Arturo, en el polígono Marconi; Vaku, en Alcalá de Henares.

El primero, organiza a las chicas por turnos y esquinas de Marconi, que es prácticamente suyo por completo. Las feas, para compensar, prestan servicio sin preservativo. En las calles menos transitadas, los proxenetas intermedios sacan unos 250 euros por mujer; 300 en las glorietas y calles de paso obligado. Y el pago a la cúpula se hace cada semana. Siempre en manos de personas de confianza, que en ocasiones suelen ser otras prostitutas, más veteranas en el entramado y que funcionan de «machacas».

Padrinos de bodas

Para estos capos, no es tan importante el número de mujeres que tienen bajo su bota como el territorio que es suyo. Una de las maneras que tienen de asentarse es organizando bodas y bautizos rumanos en España. Arturo, por ejemplo colocaba a un mafioso como padrino, para que las familias del evento «gozasen» de su protección.

Otro de los aspectos más oscuros es la utilización de menores para que ejerzan la calle. Uno de los casos más llamativos fue el de una adolescente de 16 años. En Rumanía, un compatriota la engatusó para venir a España a prostituirse: «Ganarás mucho dinero», le prometió. Con el permiso paterno, llegó a nuestro país. Pero se topó con la realidad, durísima. Su novio se convirtió en su «chulo», y ella sólo se embolsaba la mitad de los 20 euros que cobraba por servicio. La Policía Nacional la salvó e ingresó en un centro de menores.

En Getafe, una rumana denunció la desaparición de su hija, de sólo 17 años. La madre tenía conocimiento de que estaba haciendo la calle: las menores son las más cotizadas en este sórdido mundo en el que ser mujer es llevar un precio tatuado.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación