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historia

Matrimonios que hicieron historia

Algunas de las uniones históricas más significativas nos hace ver que los lazos matrimoniales fuertes vencen todas las visicitudes

L. Peraita

«El hecho de que muchos matrimonios estén hoy en crisis no significa que lo esté la institución». Así lo asegura Gerardo Castillo, pedagogo de la Universidad de Navarra. Opina que, en este sentido, faltan referentes en la sociedad actual. Para aportar su granito de arena, Castillo acaba de publicar «21 matrimonios que hicieron historia», un libro en el que hace un repaso de las uniones históricas más significativas. Ofrecemos un resumen y una pequeña muestra de la peculiar obra de Gerardo Castillo. (Editorial Rialp)

Pierre Curie y María Sklodowska de Curie (1895)

María Sklodowska estuvo a punto de casarse con su amado, pero la familia de él la rechazó por haber sido institutriz. Rota de dolor decide volcarse en la ciencia. En 1894 María conoce a Pierre Curie, que tenía 9 años más que ella y ya era un reconocido científico francés. Simpatizaron desde el principio y él se sintió atraido por María, quien se dejaba querer. Ese mismo año se casan. A los dos años ella se queda embarazada y, tras dar a luz, María decide compatibilizar la maternidad con los laboratorios. El deseo de compartir su pasión por la ciencia les hizo compañeros inseparables. En 1903 reciben el premio Nobel de Física. Tres años después, Pierre muere atropellado por un coche de caballos. La viuda decide seguir estudiando y, en 1911, recibe el premio Nobel de Química convirtiéndose en la primera persona que recibe dos de estos galardones.

Fabiola de Mora y Aragón y Balduino I de Bélgica (1960)

Balduino I fue proclamado rey de los belgas en 1951. No tenía otra opción y se sentía inseguro. Estaba soltero, lo que era una preocupación de Estado. A Balduino no le gustaban las fiestas ni los bailes. Monseñor León José Suenens le aconsejó que se pusiera en contacto con Verónica O'Brien, promotora de la Legión de María que había tenido revelaciones sobrenaturales. Finalmente, Verónica le dio un nombre: Fabiola de Mora y Aragón, y dispuso todo para que se conocieran. De la amistad surgió el amor, a pesar de la diferencia de edad entre ambos y de que era española, algo que no agradó en Bélgica hasta que se supo que era un matrimonio de amor y no de conveniencia. Con el tiempo confirmaron que estaban hechos el uno para el otro. Se casaron en 1960 e intentaron tener descendencia, pero la reina sufrió cinco abortos. En 1993, la reina le llamó para cenar. Él no contestó. Estaba en su sillón sentado y sin vida por un ataque cardiaco.

John Ronald Reuel Tolkien y Edith Brath (1916)

El célebre autor de «El señor de los anillos» nació en 1892 en Sudáfrica. Su madre le enseñó a leer a los 4 años y le contaba muchos cuentos. Ella murió cuando John Ronald Reuel Tolkien tenía sólo 11 años, un gran golpe que le marcaría toda su vida. Se refugió en los libros de leyendas y mitología mientras pasó a estar bajo la tutela del padre Morgan. Poco después conoció a Edith Brath, pero como Tolkien bajó el rendimiento en los estudios, el padre Morgan les prohibió verse y mandarse mensajes hasta la mayoría de edad, los 21 años. Él respetó la decisión porque le debía mucho al padre Morgan. En 1919 Tolkien logró la beca Exhibition para el Exeter College de Oxford. Tres años después esperó a que fueran las doce de la noche y comenzara el día de su 21 umpleaños para escribir una carta a su amada Edith. Le respondió que ya estaba comprometida. Él no se achantó y viajó a verla y, después de varias horas, la convenció y se casaron. Edith sacrificó por su marido muchas cosas: su religión para poder casarse, su carrera musical, su mundo, su tiempo, su posible fama... El matrimonio duró 55 años y cuando ella falleció a los 82 años, Tolkien se vio envuelto en una profunda tristeza.

Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí (1916)

La muerte de su padre y la ruina económica de su familia causa una fuerte depresión a Juan Ramón Jiménez y es ingresado, primero en una clínica de Burdeos y después en Madrid. En una conferencia pide a unos amigos que le presenten a Zenobia, pues al verla quedó impactado. Acto seguido le declaró su amor de forma impulsiva lo que a ella le pareció una locura, pero aceptó su amistad. El joven Juan Ramón no se dio por vencido y le escribía cartas y poemas de amor constantemente. La madre se llevó a su hija a EE. UU. para alejarla del poeta. La tenacidad de Juan Ramón vence la resistencia de Zenobia y en 1915 acepta ser su novia y él se embarca rumbo a su amor. Se casaron en Nueva York en 1916, siendo él 10 años mayor que ella. Transcurrieron cuarenta años de matrimonio feliz a pesar de la grave enfermedad que padeció ella y del penoso exilio a América.

Miguel Delibes y Ángeles Castro (1946)

Delibes nació en Valladolid en 1929. Pidió un préstamo en la Caja de Ahorros y se matriculó en Derecho y Comercio. Ese mismo año conoce a Ángeles Castro, una chica de 16 años, tres años menor que él, que cambió el rumbo de su futuro profesional, pusto que Delibes parecía destinado a ser profesor de mercantil. Precisamente ella le animó a leer mucho y escribir su primera novela. Se casaron en 1946 y Delibes siempre ha recordado aquellos primeros años con «muchas carencias materiales, pero mucha dicha y satisfacción personal». En 1973 Ángeles comienza a sentir los primeros síntomas de un tumor cerebral.

Miguel acompaña a su mujer en aquellos duros momentos, pasean juntos y hace esfuerzos por evitar silencios y hablar de cosas que pudieran interesarla. «¿Qué vamos a decirnos? Me siento feliz así», le contestaba ella. En 1974 falleció. Un año después, Delibes toma posesión del sillón en la Academia. En su discurso dijo: «Desde la fecha de mi elección a la del ingreso en esta Academia me ha ocurrido algo importante, seguramente lo más importante que podría haberme ocurrido en la vida: la muerte de Ángeles, mi mujer, a la que un día, hace ya casi veinte años, califiqué de mi equilibrio. He necesitado perderla para advertir que ella significaba para mí mucho más: fue el eje de mi vida y el estímulo de mi obra pero, sobre todas las cosas, el punto de referencia de todos mis pensamientos y actividades».

Antonio Machado y Leonor Izquierdo (1909)

El escritor Antonio Machado conoció a Leonor, el gran amor de su vida, en Soria. Él, con 34 años, esperó pacientemente dos años a que Leonor cumpliera los 15 años, edad legal para casarse, y así convertirse en marido y mujer. Con frecuencia caminaban juntos a orillas del Duero. En 1911 cumplieron su sueño de viajar juntos para conocer París. Después pensaron disfrutar del verano en la región de bretaña, pero Leonor comenzó a vomitar sangre y fue hospitalizada. Antonio, angustiado, tuvo que pedir dinero a Rubén Dario para trasladar a su mujer desde París a Soria. A finales de 1912 comienza la agonía. El escritor no se separa de ella y deja todo para sostener las manos de su mujer hasta el final de sus días.

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