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Helmut Newton, un «voyeur» legendario

El Grand Palais de París dedica una gran exposición retrospectiva al fotógrafo de origen alemán

Helmut Newton, un «voyeur» legendario

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Retrospectiva excepcional, en el Grand Palais, consagrada a Helmut Newton, presentando una visión de conjunto de su obra, obligándonos a repensar su puesto en la historia de la fotografía, con aportaciones muy mayores a historia de varios géneros, la foto de moda, el desnudo, el retrato, dando carta de nobleza a «subgéneros» como la instantánea del paparazzo .

Se trata de una «deuda» de Francia con un gran maestro que comenzó «huyendo» a Mónaco y tuvo que instalar la gran fundación que lleva su nombre en Berlín, su ciudad natal, tras las reticencias de la burocracia de Estado francesa.

Jane Newton, la esposa del artista, oficia de «maestra de ceremonias» y biógrafa, presentando una película indispensable, «Helmut by June». El marco excepcional del Grand Palais cuadra bien con las obras monumentales de Newton, y permite presentar más de doscientas fotografías, copias originales, en su mayoría, con la generosidad imprescindible para poder apreciar con claridad los meandros de su evolución creadora.

La obra de Newton suele presentarse en el marco de la historia de la fotografía de moda. En efecto, Newton forma parte de una generación de fotógrafos de género (Guy Bourdin, Jerry Schatzberg, entre otros) que comenzaron a romper con el clasicismo de una o dos generaciones de fotógrafos de moda. Ruptura real y aparente. Newton conserva y acelera las metamorfosis que había comenzado Avedon, aprende a respetar e ironizar sobre el legado de Cecil Beaton y hace suya, transformando, la visión «arquitectónica» de la composición de Horst.

A partir de ahí, Newton, como Bourdin, lleva la fotografía de moda mucho más lejos , roturando terrenos tórridos y bellísimos: las modelos de Newton bajarán a la calle como vestales oníricas y desnudas, con mucha frecuencia. El desnudo femenino ocupará un puesto esencial en la imaginería personal de Newton, claro está. Desnudo femenino cuya historia él contribuye a modificar de manera muy significativa. Sus mujeres desnudas abandonan el lecho tradicional para descubrir muchos otros territorios de exposición. Las divinidades del panteón clásico se han transformado en vestales publicitarias, que pueden lucir sus cuerpos gloriosos en vallas publicitarias, salones de grandes hoteles, piscinas públicas o privadas, oscuros pasillos o jardines de residencias renacentistas.

Metamorfosis del desnudo

Esas metamorfosis del desnudo femenino quizá sean indisociables de su práctica del retrato. Los trabajos de Newton con personalidades tan distintas como Catherine Deneuve, Estefanía de Mónaco, Margaret Thatcher o Jean-Marie Le Pen nos recuerdan el «genio» de Newton a la hora de desnudar a sus personajes, tras ganarles una confianza que él utiliza muy libremente.

Tras inmortalizar a Deneuve como personaje publicitario de Yves-Saint-Laurent, Newton consigue fotografiarla desde un «perfil prostibulario». Tras fotografiar a Estefanía de Mónaco disfrazada oficialmente de princesa de su diminuto reino, Newton consigue «vestirla» con las prensas de un personaje de un cuento de «terror». Convocado para realizar una fotografía oficial de Margaret Thatcher, Newton consigue despeinar a la primera ministra inglesa, consigue desabrochar su sacrosanta camisa de seda, hasta conseguir una obra maestra, presentando a una señora Thatcher hasta «sensual». Llamado para realizar una foto oficiosa de Jean-Marie Le Pen (para el «New Yorker»), Newton tira tres carretes antes de conseguir que el líder de la extrema derecha francesa se siente junto a uno de sus perros, a la manera de Hitler con uno de los suyos...

Hay muchos otros Newton, el «padre» del porno chic , el «discípulo» canalla de Weegee, el publicitario que se sirve de los presupuestos de sus «empresarios» para imaginar imágenes paralelas que causan escándalo entre quienes habían pagado los encargos originales.

Queda, al final de esta inmensa retrospectiva, el rastro espectacular de un maestro todavía mal estudiado. El fotógrafo que retrataba a mujeres muy bellas y las inmortalizaba a la manera del topógrafo de una geografía celeste. Fotografiada por Newton, Monica Bellucci no es solo una mujer muy bella: su retrato forma parte de una serie, rostros y paisajes, que nos hablan del paralelismo entre los misterios de las geografías celestes de la creación y el cuerpo femenino.

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