Sol Picó le baila al Románico en el MNAC

No se trata de bailar sobre arquitectura, como decía Frank Zappa cada vez que intentaba desacreditar a la crítica musical, pero casi. De hecho, arte, música, danza y palabra se dan la mano en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) para dar forma a «Lágrimas de ángel», un espectáculo ideado por la coreógrafa y bailarina Sol Picó y creado especialmente para ser escenificado en las salas de Románico del museo catalán. «Es importante que los creadores vengan al museo, nos interpelen y conviertan la colección en algo vivo», sostiene el director del centro, Pepe Serra.

El montaje, que podrá verse los días 23, 24, 30 y 31 de marzo, quiere ser «una mirada diferente al arte románico» a partir del movimiento y la danza aunque sin olvidarse de la música y la voz, dos elementos que, según la coreógrafa valenciana, son «ideales para trabajar esta historia». De hecho, uno de los objetivos que persigue «Lágrimas de ángel» es «buscar el comportamiento humano de la Edad Media, ponernos en la piel de aquella gente que sufría y tenía tanto miedo, evocar la representación del bien y el mal, del ángel bueno y el malo», informa Efe.

De ahí que este espectáculo que Sol Picó presenta en el MNAC junto a la bailarina Verónica Cendoya tras haber colaborado con museos como el Guggenheim de Bilbao o el Picasso de Barcelona, arranque con un fragmento del canto de la Sibila y recorra el ábside de Sant Joan de Boí, los ábsides de Mur y Marmellar y los capiteles románicos para poner voz y movimientos al conflicto del Ángel atormentado o a la veneración y el miedo. Uno de los momentos álgidos del espectáculo, señala Picó, hay que buscarlo precisamente a los pies del ábside de Sant Climent de Taüll, donde dos mujeres se encuentran ante el pantocrátor y «quedan conmovidas y se postran ante algo tan majestuoso».

La música, por su parte funciona como nexo de unión de un espectáculo que recorrer las salsa del Románico siguiendo el hilo del canto de la Sibila o el anónimo «Amor que tens ma vida». Como complemento, el público tiene la opción de contratar en el restaurante Oleum del propio museo una cena medieval.