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tribunales

«El Rafita», otra vez libre

El asesino de Sandra Palo sólo pasó 30 horas en los calabozos, donde se quejaba: «¡Estoy harto, me quiero ir de aquí ya!». Al final, se salió con la suya

abc

m. j. álvarez/c. hidalgo

Tras pasar 30 horas en tres calabozos, Rafael Fernández García, «El Rafita», de 23 años, vuelve a pisar la calle. De nada han servido el esfuerzo policial durante estos casi seis meses, la orden de busca y captura, su amplio historial delictivo de los últimos dos años y medio y la alarma social generada. El secuestrador, violador y asesino de Sandra Palo ya lo mascullaba ayer encerrado en los juzgados de Plaza de Castilla: «Estoy harto. Me quiero ir de aquí ya», según declararon sus compañeros de celda.

A las seis y media de la tarde, «El Rafita» salía por la puerta de los juzgados que da a la calle de Bravo Murillo, acompañado de un familiar, camuflada bajo un pañuelo y unas gafas de sol blancas, que se mostró muy violenta con los periodistas de este periódico: «¡Dejadnos en paz. Me las vais a pagar todas juntas, hijos de puta!», espetó la mujer, mientras que el delincuente exclamaba: «¡Cállate! ¡No digas nada!». Rápidamente, enfilaron el paseo de la Castellana para meterse en la estación de Metro de Plaza de Castilla. Eso sí, no sin antes intentar el familiar del «Rafita» golpear al fotógrafo.

Desde hace una semana

Como adelantó ABC ayer, uno de los delincuentes más buscados por la Policía caía por fin en manos de la justicia. Era sorprendido por agentes disfrazados de barrenderos en Vallecas, sentado junto al bloque de viviendas donde vivía escondido con su novia, embarazada de ocho meses, y la familia de ella. Opuso una enorme resistencia . Pateó y mordió a los funcionarios, en un intento desesperado de abortar la detención. Los investigadores hacía una semana que le localizado en esa zona. Su familia política le daba protección y vigilancia, y solo salía una hora al día a la calle.

Fue trasladado a la comisaría de Villa de Vallecas, pero se negó a declarar ante la Policía. Luego, pasó la noche en los calabozos del complejo policial de Moratalaz, hasta que a primera hora de la mañana de ayer pasó a los de plaza de Castilla.

El titular del juzgado de Instrucción número 29, en funciones de guardia de detenidos, le interrogó entrada la tarde. «El Rafita» tenía el último número del turno, el 32.

Se le acusaba, en esta última detención, de su participación en la operación «Ceniza», de septiembre pasado, de la que consiguió huir del cerco policial. Pertenencia a grupo criminal y robo de vehículos, rezaba en la orden de busca y captura que pesaba sobre él desde octubre pasado. Pero, a raíz de la violencia desatada con la que se enfrentó a los policías , sumó la imputación de atentado contra la autoridad, de lo que también se han abierto diligencias. Se encuentra en libertad con cargos, sin fianza, pero con la obligación de comparecer ante el juez siempre y cuando lo requiera. En la práctica, es el control más absoluto en su actual situación procesal.

Desde que cometió su primer delito siendo ya mayor de edad, en junio de 2009, son ya 14 sus antecedentes: cinco delitos de robo con fuerza, cometidos en Benalmádena (Málaga) y Alcorcón, en 2009; otros tantos en Madrid y Alcorcón, en 2010, y un quinto por la operación «Ceniza», del año pasado. Hay que sumar tres delitos de robo y uso de vehículo, de 2009, 2010 y 2011; otro más contra la seguridad del tráfico, por conducir sin carné, en Madrid el año pasado; uno por detención ilegal, de febrero de 2010, además de una reclamación judicial.

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