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desarrollo de la autoestima

Quererse como «arma» de éxito

La familia que se relaciona de forma afectiva y respetuosa fomentará una autoestima adecuada en los hijos

Quererse como «arma» de éxito ed carosía

r. ruiz-calero

Dice un milenario proverbio chino que la vida de un niño es como un trozo de papel, sobre el cual todo el que pasa deja una señal. Aquel que de pequeño se sintió reconocido y aceptado, con sus habilidades y dificultades, por sus seres queridos, podrá construir una serie de juicios que contribuyeron a formar un adecuado concepto de sí mismo. Los beneficios de una buena autoestima son múltiples y sientan las bases para poder disfrutar de la vida: salud física, motivación para aprender y progresar, mayor tolerancia a la frustración y más seguridad en uno mismo . El amor propio, siempre y cuando no supere los límites del egocentrismo y la prepotencia, (dos características que no deben ser confundidas con la alta autoestima), garantiza una personalidad sana y en equilibrio.

Cimientos invisibles

«El proceso de construcción de la autoestima se inicia en el mismo momento en que el niño nota sentimientos corporales agradables, como las miradas y las caricias de sus padres», explica la psicóloga infantil Lorenza Escardó. De tres a cinco años, el niño recibe y entiende opiniones, apreciaciones y también críticas , acerca de su persona. Según Ruth Rodríguez, experta en psicoterapia infanto-juvenil y familiar, «la valoración de la imagen que el niño hace de sí mismo depende de la forma en que va percibiendo que cumple con las expectativas de sus padres, en cuanto a la consecución de metas y conductas que esperan de él». «A los siete años ya utilizan la autoestima como una herramienta para afrontar los primeros retos que les plantea la vida y hacerse valer entre sus iguales», explica Escardó. «Se produce un primer sellado de sus pilares. Aquello que no haya afianzado de forma adecuada, le pasará factura en momentos de dificultad como la adolescencia, las relaciones de pareja, al tomar decisiones importantes, etc.», añade.

La mirada excesivamente crítica de los padres genera en ellos mucha incertidumbre

Durante los años escolares, los niveles de autoestima se ven afectados aún más debido a la adquisición de habilidades y competencias, especialmente en el desempeño de las tareas, en las relaciones de amistad y en los deportes. « La capacidad de leer, por ejemplo, está directamente ligada con la autoestima . Un niño que lee mal es, a sus propios ojos, una persona inadecuada, y tenderá a sentirse malo o tonto por ello», explica la psicoterapeuta Rodríguez. «Si de pequeño el niño no aprendió a pedir ayuda cuando la necesitó, de adolescente puede tener problemas para protegerse de situaciones de riesgo como el consumo de alcohol y drogas, en cuestiones de sexualidad, etc.» cuenta Escardó.

Cuidado en el día a día

Durante los primeros años de vida pueden darse actitudes que reduzcan la autoestima de los hijos: « La mirada excesivamente crítica de los padres genera en ellos incertidumbre , resentimiento e, incluso, agresividad», explica la psicoterapeuta Ruth Rodríguez. La educación permisiva es otro de los errores y está muy presente, ya que los padres se exigen mucho a ellos mismos pero muy poco a sus hijos. Hay que darles responsabilidades y permitírles pensar por sí mismos . Exigir a los hijos que cumplan ciertas funciones para las que todavía no están capacitados, también resulta peligroso, como hacer las cosas por ellos. Por su parte, las instituciones académicas y el ambiente social del niño son fundamentales a la hora de fomentar en los niños una adecuada autoimagen.

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