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FOTOGRAFÍA

La mirada incansable de Gervasio Sánchez

"Mi sueño es acabar con la guerra", dice el periodista y premio Nacional de Fotografía, que repasa en una muestra antológica tres décadas como "notario del horror"

MIGUEL LORENCI

"Odio que me llamen periodista comprometido. Soy un periodista. Ejerzo un oficio muy necesario para unas sociedades que, sin buen periodismo, son fácilmente manipulables". Lo afirma Gervasio Sánchez (Córdoba, 1959), que lamenta la vertiginosa degradación de una profesión que ama y a la que ha entregado lo mejor de su vida. Este hombre de paz consagrado como fotógrafo de guerra lleva casi tres décadas recorriendo el mundo de conflicto en conflicto. Es, a su pesar, un "notario del horror" que ha comprobado que las caras de la violencia son idénticas en Ruanda, Bosnia, Guatemala, Camboya o Irak y cómo "se ceba siempre con los más débiles".

Premio Nacional de Fotografía en 2009, expone ahora lo mejor de su trabajo en una muestra antológica que estará en el antiguo edificio de Tabacalera en Madrid hasta junio, para iniciar luego un periplo de cinco años dentro y fuera de España. Son 148 instantáneas ordenadas cronológicamente -además de un montaje con cerca de un centenar de retratos y 6 audiovisuales- que suponen un exhaustivo recorrido por la arriesgada aventura profesional que Sánchez inició en Centroamérica en 1984 y que no se ha detenido.

"Aun no sé cómo he soportado tanta violencia y el enorme dolor que hay detrás de cada imagen y de cada muerte", explica alguien cuyo sueño recurrente "es acabar con la guerra". "Sin informadores que ejerzan de notarios del horror, los abusos y la violencia alcanzarían niveles dantescos, insoportables, que se rozan incluso cuando hay cámaras que los testimonian", constata.

La exposición se ordena en cinco grandes bloques temáticos. Los tres primeros son geográficos -América Latina, Balcanes, África- y los dos últimos temáticos. Responden a las dos grandes series sobre las que el fotógrafo, autor de una docena de libros, ha trabajado en los últimos años: 'Vidas minadas' y 'Desaparecidos'. La muestra incluye 8 murales con cerca de cien retratos de protagonistas de las crudas realidades documentadas en estos años: víctimas de mutilaciones y niños soldados en Sierra Leona, de las execrables minas anti-persona y familiares de desaparecidos en diversos países del mundo. "Las víctimas son la única verdad incuestionable de las guerras", denuncia el fotógrafo. "Cuanto más cerca estoy de ellas más me aproximo a la verdad, que es la primera baja de cualquier guerra", explica el fotoperiodista.

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