LA CACHARRERÍA 2.0
Los Juegos transforman «la linterna mágica» de Dickens
Londres busca avanzar en el concepto de ciudad inteligente de cara a la gran cita olímpica
Poco queda de ese Londres que guardaba en sus entrañas un espíritu mezquino mientras la urbe luchaba por ser la primera gran metrópoli de la era victoriana. Charles Dickens bautizó a la capital británica como la «linterna mágica». La que fue su gran musa, recurrente escenario de las obras del literato inglés, celebró esta semana el bicentenario del nacimiento de una de sus grandes leyendas. La ciudad prepara decenas de exposiciones, encuentros y espectáculos que reconstruirán a lo largo de los próximos meses la que fue la vida y la obra del genio de Portsmouth. Y lo hace mientras espera la llegada de la cita más importante que ha afrontado la capital británica en los últimos años: los Juegos Olímpicos de 2012 .
Como ya ocurrió en otras ciudades como Sidney o Atenas, la adjudicación del honor de celebrar la cita deportiva por excelencia trae consigo importantes mejoras en las infraestructuras y servicios. En esta ocasión, Londres busca profundizar en el concepto de «ciudad inteligente», un trabajo que intensificó a raíz de la elección del COI para la celebración olímpica. Entre otras iniciativas, el Ayuntamiento ha comenzado a instalar «papeleras inteligentes» a lo largo y ancho de la ciudad. Por el momento, ya hay 25 de estos modernos contenedores que cuentan con dos pantallas de LCD .
De esta forma se ofrecen contenidos informativos como noticias económicas, previsión climatológica o el estado del tráfico o las cotizaciones bursátiles. Además están equipadas con Wi-Fi y están pensadas como puntos de acceso a Internet. Se espera que antes del comienzo de los Juegos, haya más de un centenar de estos dispositivos a prueba de bombas salpicando la ciudad. Esta idea pone fin a la extendida precaución de no colocar papeleras en puntos o edificios concurridos, un temor heredado de los tiempos más activos del IRA. Ciudades como Tokio ya han mostrado su interés y los responsables del proyecto han asegurado que incluso Nueva York se plantea su instalación.
Esta es una de las sorpresas que se han preparado de cara a verano. En las próximas semanas, Londres planifica desplegar la mayor red Wi-Fi de Europa durante este año. Aunque ya había diferentes servicios que ofrecían, bajo suscripción, acceso inalámbrico en varias zonas de la ciudad, la operadora O2 será la encargada de que la cobertura alcance la mayor parte del centro urbano de la «City».
«Los visitantes podrán compartir sus fotos y estado en redes sociales durante los Juegos Olímpicos con toda tranquilidad», afirmó la responsable de las cuentas municipales Philipa Roe, quien insistió en que este servicio es algo complementario a la conexión fija. Además de los barrios de Westminster, Kensington y Chelsea, en las próximas semanas la empresa municipal de transporte va a realizar el concurso para la instalación de acceso a Internet en más de 120 estaciones del metro londinense.
La cruzada tecnológica
Estos son dos de los muchos proyectos con los que Londres, con motivo de la cita olímpica, pretende seguir con su particular cruzada para convertirse en una de las ciudades punteras en lo que se refiere a la utilización de tecnología.
La celebración de los Juegos, con la responsabilidad que ello conlleva, parecen cobrar una relevancia especial. El éxito de los mismos pueden suponer un fuerte acicate para los intereses del país que ven en la cita la posibilidad de proyectar al mundo la imagen de que Gran Bretaña ha conseguido resistir el envite de una crisis que está ahogando a sus socios europeos, justo en el momento en que las relaciones entre Cameron y el tándem formado por Merkel y Sarkozy no pasan por sus mejores momentos.
Además, el primer ministro británico ha insinuado en varias ocasiones su intención de que el país se convierta en el cuartel general de las grandes compañías tecnológicas. Su Gobierno ya ha tanteado la posibilidad de cerrar acuerdos con estas empresas, que actualmente, prefieren Irlanda ya que su fiscalidad permite construir una compleja arquitectura financiera con la que evitar grandes pagos de impuestos en países como España, Francia o Alemania.
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