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El duro revés de los Sánchez Vicario

A la espera de la comparecencia pública de la tenista, la familia se ha enzarzado en un agrio enfrentamiento tras la aparición de sus polémicas memorias

El duro revés de los Sánchez Vicario afp

D. M.

Hay libros que son solo eso, un puñado de palabras entrelazadas con más o menos tino, y otros que se convierten en auténticas bombas de relojería, como el que ha colocado esta semana en las librerías la ex tenista Arantxa Sánchez Vicario. Y no solo porque «Vamos! Memoria de una lucha, una vida y una mujer» demuestre que de la cima del éxito al fondo del precipicio median unos pocos pasos, sino sobre todo por la dureza de las acusaciones que vierte sobre su familia.

«Llegó la hora de quitarse las máscaras y demostrar que el mito de la familia Sánchez Vicario unida y feliz era solo eso, un mito», escribe la cuatro veces ganadora de Roland Garros en unas memorias en las que, pura dinamita, acusa a sus padres de haberla dejado en la ruina, «sin nada y endeudada con Hacienda».

«Soy la víctima y la engañada: fijar mi domicilio en Andorra fue una decisión derivada de mi entorno», se puede leer en un libro que tira del hilo del encontronazo que la familia ya tuvo en 2010, cuando Sánchez Vicario llevó a su padre a los tribunales acusándole de apropiación indebida y administración desleal de cerca de 14 millones de euros.

Y aunque habrá quien vea en tan jugosas declaraciones una manera de dar publicidad al libro, la familia de la tenista no ha hecho oído sordos y ha devuelto el revés con un comunicado que, en palabras de su madre, Marisa Vicario, constataba con «sorpresa» y «dolor» cómo su hija había dado un paso más en su voluntad de humillar a la familia. Incluso el abogado de la familia, Jordi Domingo, aseguró ayer en declaraciones a ABC Punto Radio que la extenista falta a la verdad cuando asegura que le dejaron sin nada. «No está en la ruina», subrayó Domingo, quien manifestó su intención de esperar a leer el libro para dar una «contestación».

No acaba ahí el drama de los Sánchez Vicario, exitosa saga familiar cercada también por la enfermedad. Y es que a Emilio, el padre de Arancha, le fue diagnosticado alzhéimer hace un año y medio, mal que se suma a un «cáncer durísimo de intestino» que le fue descubierto hace dos años. «En todo este tiempo no hemos recibido ni una sola visita de nuestra hija Arantxa. Ni un mínimo atisbo de preocupación. Ni un ¿cómo estáis?», explicaba la madre.

Otro frente abierto hay que buscarlo en un una segunda demanda interpuesta el pasado verano en los juzgados de Barcelona para que se desaloje el piso de la avenida Diagonal propiedad de Arancha en el que viven desde hace 20 años en calidad de usufructuarios. «Tengo la conciencia muy tranquila», aseguraba anteanoche en una entrevista radiofónica la propia tenista, quien también exige a sus padres que dejen de ir a su casa de s'Agaró.

De hecho, se apunta a que si Arancha Sánchez Vicario ha aireado justo ahora los motivos del distanciamiento con su familia —«no me hablo con nadie de mi familia», escribe en el libro— es porque todo lo que explica en el libro saldrá a la luz a partir del 20 de junio, cuando el litigio sobre el piso llegue a los tribunales.

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