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CINE/NECROLÓGICA

Ben Gazzara: la cara B de una estrella

El intérprete, uno de los alumnos del célebre Actor's Studio, falleció víctima de un cáncer de páncreas en Nueva York a los 81 años

Ben Gazzara: la cara B de una estrella

e. rodríguez marchante

Gazzara era algo así como la versión pulida, o elegante, de Al Pacino; aunque quizás habría que decir lo contrario, al pertenecer Gazzara a una generación anterior, que Pacino es una versión silvestre y bronca de Gazzara. De origen italiano y con un aspecto ambiguo, de agitada tranquilidad, pasó por el Actor's Studio justo cuando Lee Strasberg tomaba la antorcha ya quemada de Elia Kazan, y justo antes también de que entrara allí el Séptimo de Caballería, encabezado por Brando y secundado por Newman, Pacino, De Niro o Keitel...

Su radiografía como actor se ve magníficamente al trasluz del siguiente hecho: comenzó su carrera en Broadway, a lo grande, con Elia Kazan y metiéndose en los calzones de Brick, el personaje de «La gata sobre el tejado de zinc», que luego interpretaría en el cine Paul Newman. Y él se tuvo que ir con Preminguer a «Anatomía de un asesinato». Gazzara era un gran actor, pero sin las prisas ni la agresividad de los monstruos de su generación, y se tomó su tiempo hasta que vino a ponerle las pilas John Cassavetes, alguien tan serenamente agitado como él. En « Maridos », en «El asesinato de un corredor de apuestas chino » y, especialmente, en «Opening night », la traza equívoca de Ben Gazzara adquirió la categoría de estilo, un modo de ser y de estar que luego llegaría a sublimar Peter Bogdanovich en «Saint Jack, el rey de Singapur » y «Todos rieron» .

Hábil para envolver cualquier personaje —generalmente de una dureza tan extrema como disimulada— de una sonrisa giocondina , indescifrable, que lo mismo le servía para ser torturador y torturado..., algo así como una solidez líquida que encuadraba a la perfección en los planos de directores con trastienda, al estilo del mismo Cassavetes o de los que vinieron después, como Ferreri, Mammet, Solondz o los Coen, que vieron en su sonrisa helada el detonante para que «El notas» de «El gran Lebowsky» comenzara su grotesco baile.

Ben Gazzara hizo muchas películas, muchas, incluso alguna aquí en España, con Jesús Garai («Los de enfrente» ), pero nunca dio la impresión de que pretendiera otra cosa más que vivir de ello (un poco, al estilo de Robert Mitchum, con la misma mezcla de eficacia y dejadez), como si fuera consciente de su grandísimo talento pero incapaz de competir por él contra esa jauría de astros del cine, una generación irrepetible, voraz, que le comió la tostada. Murió en Nueva York, donde había nacido ochenta y un años antes, de un cáncer de páncreas y sin que quede una imagen suya en la que no se le vea sonreír por fuera o por dentro.

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