Hazte premium Hazte premium

Despedida de todos los paisajes

Análisis

ABEL MURCIA

Ayer, 1 de febrero de 2012, Wislawa Szymborska renunciaba al privilegio de la presencia y sin reproches ni a la primavera, ni al durísimo invierno de estos últimos días en su Cracovia, ni a nada ni a nadie, nos dejaba. Pero no nos dejaba solos en un piso vacío, sino rodeados de una borboteante vida, que ella, como nadie, había disfrutado y por la que no había dejado en ningún momento de sentirse sorprendida. Ahora llega nuestro turno, la hierba, los sotos de alisos, la belleza de la orilla de cierto lago, la vista de una bahía deslumbrante, el abedul derribado, las risas, los susurros, la felicidad en silencio, los juncos, las aguas a veces negras, los campos de batalla, las foramníferas, etc., a los que Szymborska renunciara hace ya mucho en su poema «Despedida de un paisaje» o que aparecieran en otros mundos recogidos y mimados cuidadosamente en sus poemas, seguirán ahí para que seamos nosotros los que recojamos el testigo y sigamos maravillándonos día a día por todo aquello que nos rodea.

Hoy la estadística volverá a ser implacable, con sus cifras, sus porcentajes, su desaprensiva exactitud. Quizá incluso podamos llegar a saber cuántos poetas y premios Nobel de literatura que hayan fumado más de un paquete diario de cigarrillos, alcanzan los ochenta y ocho años y cuántos no. O cuántos de ellos son mujeres.

La estadística quizá también nos diga algo sobre cuántos son los casos en los que entrevistador y entrevistada nos dejan en un lapsus de tiempo de apenas unos meses, y añada a esa lista los nombres de Wislawa Szymborska y uno de sus entrevistadores, Félix Romeo, el vikingo, como ella lo llamaría cariñosamente durante la entrevista. Pero poco nos dirá seguramente de que era tanta la vida que ambos rezumaban que se les salía por los poros de la piel. Szymborska sabía mucho más de lo que nunca nos dijo, que también fue mucho. Nos habló del azar, hizo de la ironía la manera de acercarnos el mundo. Vivió con un frenesí pausado y se nos ha ido.

Ya no nos invitará a su casa a jugar con ella a la lotería, ya no saldremos de allí con absurdos premios que habrán provocado su risa, ya no nos enseñará sus collages y su manera de enfrentarse a un mundo muchas veces absurdo.

Hoy hará un poco más de frío en Cracovia. Y a todos nosotros nos quedará recordar desde lejos. O desde algo más cerca, si nos adentramos en sus versos para que nos siga ayudando a entender el mundo.

ABEL MURCIA ESTRADUCTOR DE WISLAWA SZYMBORSKA

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación