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El Mirandés obra el milagro en Copa

En el descuento y tras un duelo de infarto, Caneda marca, mete al equipo en semifinales y prolonga el sueño

El Mirandés obra el milagro en Copa

F. MORENO

La proeza y la gesta en el fútbol tienen a partir de ahora un nuevo nombre: Mirandés. Y es que los mejores sueños bien merecen una prolongación. Anoche, 6.000 espectadores arroparon en el estadio Municipal de Anduva a un equipo que ha representado como nadie hasta ahora la ilusión del fútbol modesto. A sus pies cayeron rendidos el Villarreal y el Racing y, anoche, el Español, ante los ojos incrédulos de su técnico Pochettino. El corazón siempre es el mejor motor del buen fútbol.

Un gol de César Caneda cuando el partido entraba en la prolongación fue el mejor pistoletazo de salida para el estallido de alegría en Miranda de Ebro. Era el justo premio a un equipo que ha jugado en este torneo del K.O. sin complejos. Con ganas e ímpetu. Buscando el triunfo desde el minuto uno en todos los partidos disputados. Ahora las preguntas que sobrevuelan esta ciudad son ¿Han tocado techo estos chicos? ¿Pueden aún obrar otro milagro?

Y es que el Mirandés se ha convertido en el segundo equipo de Segunda B que ha logrado acceder a unas semifinales de la Copa del Rey. El precedente estuvo en el año 2002, fecha en la que el Figueras accedía a dicha ronda eliminando a todo un Barcelona, entre otros equipos. En semifinales cayó frente al Deportivo, que acabó alzando el trofeo en aquella edición.

Anoche, no fue el Español el que se confió con el gol de Rui Ponte en el minuto 47. fue el Mirandés el que no cejó en su empeño. Pochettino lo intentó a la contra, pero solo logró un gol como escasa recompensa

En la primera parte no hubo ocasiones claras. La emoción se reservaba para una segunda muy pero que muy intensa. Al Mirandés le tocaba ahora anotar dos goles y la empresa se antojaba algo así como un milagro. Pero en fútbol los milagros existen. El equipo reaccionó con el tanto de Pablo Infante y, a partir de ahí, todo fue un «querer es poder». Se confabularon todos los jugadores que ya no reservaron fuerzas en su empeño. Hasta el último aliento. Lo pudo haber lograda Lambarri, y también Alaín. Pero no fue hasta el descuento cuando César Caneda abrió de par en par el libro de la historia de la Copa para rematar de cabeza y llevar la locura a la grada. Los aficionados se volcaron sobre el césped para felicitar a sus gladiadores. La gesta estaba culminada. Ahora, el equipo de Carlos Pouso disputará la semifinal frente al vencedor del Mallorca-Athletic.

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