Interceptados varios cargamentos de armas rusas e iraníes con destino a Siria

De acuerdo con el gobernador de Kilis, Yusuf Odabas, los camiones fueron detenidos después de que las autoridades recibiesen información sobre este envío irregular de armas, que viola el embargo internacional impuesto a Irán. Se trata del tercer cargamento procedente de este país interceptado en lo que va de año: en febrero, otro camión que transportaba bombas fue confiscado por las autoridades turcas. Al mes siguiente, un avión iraní fue forzado a aterrizar en Turquía, y su carga, compuesta de armas ligeras y munición, requisada.

En cuanto al barco, se trata del buque «Chariot», de propiedad rusa, que zarpó de San Petersburgo a principios de diciembre. Aunque no tenía previsto hacer escala en Chipre, se vio obligado a atracar en el puerto de Limassol debido al mal tiempo. Los oficiales de aduanas que lo inspeccionaron determinaron que transportaba una «carga peligrosa», y algunos medios estatales chipriotas han indicado que se trata de entre 35 y 60 toneladas de armamento destinadas al puerto sirio de Latakia.

Las autoridades grecochipriotas llegaron a un acuerdo con los propietarios del navío. «Se ha decidido que el barco será liberado después de que el buque decidiera cambiar su destino, y no irá a Siria», informó el portavoz del Gobierno, Stefanos Stefanou. Por el momento se ignora cuál es el nuevo destino del «Chariot».

En realidad, ha sido la parada en Chipre lo que ha permitido considerar que el carguero violaba el embargo de la Unión Europea, dado que Rusia no es un estado miembro de la UE. El régimen sirio ha firmado recientemente contratos por valor de casi 4.000 millones de dólares (unos 3.130 millones de euros), convirtiéndose en el quinto importador de armas del Estado ruso. Por ello, éste se ha opuesto siempre a la imposición de un bloqueo en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que sí estaría obligado a acatar. Es el caso de Irán, sobre el que pesa un embargo de la ONU desde 2006.

La alianza entre Irán y Siria data del año 1979 : cuando el ayatolá Jomeini regresó a Teherán tras la revolución iraní, el primer jefe de Estado que se apresuró a felicitarle fue Hafez al Assad, padre del actual presidente sirio. La cooperación se cimentó en la común enemistad con Israel y en cierto intercambio económico -Irán regalaba 9 millones de toneladas de petróleo a Siria a cambio de tolerar la injerencia iraní en el Líbano-, y permitió superar las diferencias ideológicas entre la teocracia chií iraní y el panarabismo secular de Damasco.

La relación con Rusia tiene todavía más solera, heredada de la época soviética: durante la Guerra Fría, Siria se convirtió en el mejor aliado de la URSS en Oriente Medi o , llegando a copiar ampliamente su modelo político y económico. De aquella época, Moscú retiene la base naval de Tartús, una de las claves de su actual apoyo al régimen de Assad que, aunque no tan explícito como el de Teherán, se ha manifestado de forma diplomática en diversas ocasiones.

El veto ruso (junto con el de China), por ejemplo, ha impedido la adopción de sanciones contra Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Y Moscú ha expresado reiteradamente que no tolerará una intervención de la OTAN en territorio sirio. Por ello, en las manifestaciones progubernamentales que se celebran en Damasco y otras ciudades, no es infrecuente ver banderas rusas mezcladas con las sirias.