Duelo electoral de Chávez y la oposición

Al subir el telón de 2012, Venezuela vivirá tres grandes comicios . El próximo 12 de febrero se celebrarán las elecciones primarias de la oposición para designar al candidato unitario. Los comicios presidenciales serán el 7 de octubre, y las regionales y municipales el 6 de diciembre.

Pero también la nación bolivariana cumplirá 54 años de democracia, la más vieja de América Latina, aunque en los últimos trece años mantenga la formalidad de las elecciones mientras tiene extraviada la separación de los poderes. Los venezolanos nostálgicos echan de menos el pleno ejercicio democrático cuando había división de esos poderes.

La opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se juega el todo por el todo en las primarias donde seis aspirantes: Pablo Pérez, Henrique Capriles Radonsky, Leopoldo López, Diego Arria, María Corina Machado y Pablo Medina compiten para ser el abanderado que se enfrentará a Hugo Chávez en las presidenciales de octubre.

También se elegirá a los candidatos a gobernadores y alcaldes unitarios. La MUD lanzará el próximo 23 de enero su programa de gobierno, diseñado por sectores profesionales, que será presentado como la oferta electoral del candidato de la unidad. No se descarta que el político que resulte elegido en las primarias forme equipo de gobierno con los otros aspirantes o nombre al segundo en votación como su candidato a la Vicepresidencia de Venezuela.

Sin embargo, el actual mandatario,que quiere seguir gobernando en Venezuela durante otros seis años más, esta vez con plomo en las alas por su cáncer, también se lo juega todo.

Chávez está tirando la casa por la ventana con las subvenciones para captar el voto de los pobres. Para mantenerse en el poder que ha ostentado durante trece años ha creado 34 «misiones» o programas de educación, sanidad y vivienda. El presidente ahora ayuda a embarazadas menores de edad, paga cien dólares por cada hijo de padre desconocido y da pensión a los ancianos que nunca han aportado a la seguridad social. Y lo que falta por sorprender.