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canto

Dos voces y una misma pasión

Ainoha Arteta & Josep Bros. Obras de Massenet, Albéniz, Gounod, Verdi, Vives, Chapí y otros. Ainoha Arteta, soprano; Josep Bros, tenor; M. Evangelisti, piano. 13º Festival del Mil·leni. Lugar: Palau de la Música Catalana. Fecha: 21-12-11

Dos voces y una misma pasión ABC

PABLO MELÉNDEZ HADDAD

Un programa atractivo y generoso fue el propuesto por estos dos colosos de la lírica. Ambos jugaban en casa: él, barcelonés, y ella, residente en la capital catalana desde hace años. Abrió el fuego un José Bros soberbio de voz, calentando con dos canciones para pasar enseguida al terreno operístico, detalle sin importancia en un recital con piano cuando se cuenta con el «sinfónico» Marco Evangelista —que se hizo algún lío en el Aria de las Joyas—, siempre una garantía. Desde el candoroso Romeo que se le escuchó, Bros se reafirmó como el gran tenor lírico del panorama español; el cantante atraviesa por un feliz momento, con una voz homogénea y sin fisuras, esmaltada y brillante, punzante y con el justo punto de metal, urdimbre que soporta un canto inmaculado, limpio y de cuidado fraseo. Bueno, eso de «cuidado» es poco en su caso: «esculpido y pulido hasta el más mínimo detalle» es lo más adecuado, consiguiendo una dicción pluscuamperfecta. Solo enturbia su entrega cierta recurrente inestabilidad en el sobreagudo, pero ante su talento esto aparece como un detalle menor.

Ainhoa Arteta hace ya años que ha conseguido consolidarse como la gran cantante que es. Su canto mórbido, elegante, que se vale de una voz de tintes oscuros, aterciopelada, plena de armónicos, se une a un uso de los reguladores de experta, aspecto que en esta ocasión se echó a faltar. ¡Es que sus pianísimos son tan bellos! Su dicción, pastosa en exceso, mejoró sorprendentemente en Verdi. Bordó el aria de Marguerite y la Amelia del «Simon Boccanegra» le va como anillo al dedo, tal y como lo demostró en el aria y en el dúo. Pero si a ella Amelia le va bien, a Bros el papel de Adorno le sienta como un guante, deleitando ambos con una ambiciosa interpretación. El celebrado capítulo de zarzuela comenzó con una romanza «marca de la casa Bros»: «Por el humo se sabe”; Arteta dominó sus romanzas con garbo, con una divertida «Tarántula» como propina, a la que se unieron un «No puede ser» genial de Bros y un «Caballero del alto plumero» lleno de complicidad. Al final hubo inmensos ramos de flores para ambos cantantes y un apretón de manos para el maestro Evangelisti. Vaya fallo.

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