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Mireia Barrera: «La música de Bach alimenta el alma»

La directora catalana se pone al frente de Coro Nacional de España el día 23, en el segundo y último concierto con el que la formación celebra su 40 aniversario

Mireia Barrera: «La música de Bach alimenta el alma» ERNESTO AGUDO

SUSANA GAVIÑA

El viernes el Coro Nacional de España ofrece en el Auditorio Nacional el segundo y último concierto con el que celebra el 40 aniversario de su fundación . Si el primero, con el «Réquiem» de Brahms, fue liderado el pasado mes de octubre por su titular actual, Joan Cabero, el del día 23 de diciembre correrá a cargo de su anterior directora, Mireia Barrera, que ofrecerá un programa que incluye obras de Haendel y de Bach.

La relación de la directora catalana con la formación coral madrileña se remonta a la temporada 2004/2005 , cuando participó en uno de los conciertos de la Carta Blanca dedicada a Hans Werner Henze. Varios meses después Barrera fichó con el Coro, estableciendo un compromiso firme que ha durado hasta el año 2010. «Mi contrato lo fui renovando año a año, porque decisión personal mía —explica a ABC—». Finalmente, en 2010 decidió no continuar ampliado su contrato «por cuestiones familiares, pues yo tenía un hijo pequeño y me resultaba difícil compatibilizar una cosa con otra, pues un coro de estas magnifitudes exige mucho».

Tras su marcha de Madrid, Barrera ha seguido manteniendo un contacto «regular» con el CNE durante las dos últimas temporadas, «aunque fuera solo para prepararlo, como fue el caso del Réquiem de Ligeti».

Tras siete años de colaboración con la agrupación, como titular o no, la directora catalana la conoce bien. Una etapa de la que guarda buenos recuerdos. «Durante este periodo tuve tiempo para hacer de todo: conocer a la gente y dejar una idea de trabajo que todos los directores tenemos, mi enfoque de lo que tiene que ser un coro, aunque evidentemente aún faltaría mucho, porque el trabajo es infinito.... La relación fue muy intensa y excelente».

Cuando llegó, recuerda, que «había mucha gente mayor, el coro tenía la edad media muy alta... Lo tenía todo a punto para hacer el trabajo que necesita un coro: renovación, encontrar un sonido y una articulación que le distinga de otros coros... Todo esto lo pude hacer».

Falta de reconocimiento

Si bien la música coral goza de una importante presencia en Centroeuropa, no sucede lo mismo en nuestro país. «No se conoce aún lo suficiente. Hay un abanico de coros amateur, que tiene su pequeño círculo, del que yo salí, pero en el campo profesional aún le falta un reconocimiento. Hay obras sinfónico-corales en las programaciones —«Réquiem» de Verdi, de Mozart, de Brahms...— con las que el público disfruta mucho, pero sí es cierto no estamos acostumbrados a darles más importancia. Aún no hay un espacio para poner al mismo nivel la música coral de la mejor calidad con la música orquestal de ese mismo nivel».

En cuanto al programa que abordará el día 23, «¿qué se puede comentar del Magnificat de Bach? —interroga la directora catalana—. Es un concierto clave que se ha popularizado. Sin embargo, la Cantata núm. 140 se interpreta menos pero es un obra llena de sensibilidad. Es, en definitiva, Bach, un músico que yo eligiría para alimentarme el alma. Es uno de los grandes compositores de la Humanidad» . En cuanto al Concerto Grosso de Haedel, afirma, que es una pieza que le da un punto de «contraste» al programa, y que sirve «para que la orquesta se luzca».

Participarán en el concierto como solistas Roberta Invernizzi (soprano), Manuela Custer (mezzosoprano), Robin Tritschler (tenor), que ha sustituido a Lothar Odinus, y Wojtek Gierlach (bajo).

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