Un afortunado con el segundo premio de la Lotería de Navidad 2010: «No nos ha dado tiempo a gastarlo»
Un «pellizco» de 60 millones de euros cayó entre los vecinos de Roa, en Burgos, que no han perdido la cabeza
m. arrizabalaga
El número 00147 , agraciado con el segundo premio de la Lotería de Navidad de 2010, llevó 60 millones de euros a la localidad burgalesa de Roa, pero apenas cambió la vida de sus habitantes que al día siguiente de celebrar por todo ... lo alto el premio con vino Ribera del Duero, siguió con su rutina, o casi. «Al día siguiente fuimos todos a trabajar... y con mal cuerpo», recuerda David Cop , uno de los afortunados.
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Cob tenía un décimo compartido y su novia la mitad de otro. Un año después, asegura que «no nos ha dado tiempo de gastarlo todo». Casi la mitad lo emplearon en poner las puertas y amueblar la casa que se habían comprado. Sí se hicieron un viajecito a Nueva York porque «una cosa de ésas hay que hacer si te toca», pero subraya que no se les subió a la cabeza.
Tampoco a Rafael García , el dueño entonces del African Bar que repartió la lluvia de millones en este municipio burgalés que ronda los 2.500 habitantes. La mayoría de los afortunados en Roa eran jóvenes, que han destinado el dinero a «pequeñas reformillas, nada de lujos» y «a pagar sus hipotecas». Entre ellos sus amigos de la Peña el Moco, que el 23 de diciembre del año pasado ya se rebautizaban entre risas como la Peña de los «millonarios, poco a poco».
«Un respiro muy grande»
García, «El Pitilín», se construyó la casa que había comenzado antes de que le tocara la lotería y «no mucho más», aunque admite que con el dinero va haciendo sus «cábalas». Recuerda aquel día como «una experiencia inolvidable», pero «luego te vas enfriando, entras en la rutina y la vida sigue... No es para volverse loco».
También su amigo David Cob asegura que «tras la primera impresión, ves que no te solucionada nada. Aunque eso sí, te da un respiro muy grande».
Pocos de los afortunados de Roa cambiaron de coche, pero «de ese día salieron bodas, se ríe Cob. Las dos a las que estaba invitado en 2011 se convirtieron en seis «y otras seis que tengo el año que viene».
A este joven montador de muebles, la noticia le sorprendió en un pueblo sin cobertura cuando iba a repartir unos sofás. Lo oyó en la radio y en un primer momento pensó en que llevaba la terminación. Cuando se dio cuenta dejó los sofás con prisa -«que me ha tocado la lotería, señora»- y de vuelta a Roa vio que tenía una larga lista de llamadas perdidas. «A todos nos pilló trabajando, pero en media hora estábamos allí», celebrándolo en el African Café.
Rafael García terminó saturado del acoso mediático de aquellos días «El mes de enero fue agobiante», confiesa. Llegaron por doquier representantes de entidades bancarias con sus tarjetas y la Lotería se convirtió en protagonista indiscutible de las conversaciones en el pueblo durante un tiempo. Él tiene claro que solo fue un mediador: «Fue la fortuna, no yo».
La Peña de los millonarios
Pero no todos los de Roa se vieron salpicados por la lluvia de millones. De los quince miembros de la Peña El Moco, les tocó a trece. ¿Y los otros dos? «No hay que recordárselo, lo tuvieron en la mano, pero...», comenta Cob.
Por eso aconseja coger lotería en los sitios que uno frecuenta: «Hay que coger en los bares a los que vas habitualmente». Para el Sorteo de Navidad de este año lleva «más lotería que nunca». Ahora Cob vive en Getafe y ha comprado décimos para intercambiar en Roa.
En la localidad burguesa «tienen que estar flipados» porque otros años aún todos los bares tenían lotería y este año «hace un mes que no queda nada», señala el afortunado de 2010 , que tiene «más confianza que nunca» en el próximo sorteo. A las pocas semanas de trasladarse a vivir a Getafe, le robaron en casa y se llevaron de todo... menos sus décimos de Navidad . Por eso está convencido de que «alguien allá arriba debió pensar: 'vamos a dar un susto a éstos para darles después una alegría'»
Y lleva de nuevo el 00147 que tanta suerte le dio el año pasado, como Rafael García, que lo pidió por correo a una administración de Vigo. El hombre que repartió la fortuna el año pasado asegura que ha comprado «lo que otros años en lotería, no más» porque está convencido de que «la suerte está para el que la encuentra, no para el que la busca».
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