Marihuana y armas en el hotel okupa
Doscientos policías desalojaron ayer del Hotel Madrid y del Albéniz a 103 personas. Había al menos dos menores, de 7 años y de 10 meses
ADRIÁN DELGADO
Seis y media de la mañana. Los okupas del Hotel Madrid duermen plácidamente. En el ambiente cálido, sólo el leve zumbido del aire acondicionado con el que se calientan rompe el silencio. Los accesos al edificio están blindados con cadenas, barras y candados, como desde ... hace un mes y medio. Nada parece preocupar a los «inquilinos» ilegales de la calle Carretas, 10. Nada, salvo unos repentinos y fuertes golpes. La Policía Nacional irrumpía por sorpresa. Comenzaba así el principio del fin del desafío «okupa».
Más de cien agentes de la UIP entraban a golpe de maza y palanqueta en el hotel y el Teatro Albéniz para desalojar a las 103 personas que dormían en ellos, entre ellas al menos dos menores, uno de 7 años y otro de diez meses. Mientras, el resto —otro centenar de policías— acordonaba la zona y cortaba el tráfico de las calles aledañas.
En el hotel, la UIP rastreaba cada rincón de las cinco plantas que tiene el edificio haciendo cumplir la orden judicial emitida por el Juzgado de Instrucción número 39. A su paso, detenía a diez personas —nueve de ellas por estar en situación irregular en España— y se incautaba de «numerosas armas blancas». El décimo, es el dueño de ocho plantas de marihuana, que la Policía encontró en las viviendas del Teatro Albéniz y al que se le imputa un delito contra la salud pública.
«¡A la puta calle! Así han entrado los «maderos» al hotel. Ni siquiera nos han enseñado la orden judicial. Nos han despertado aporreando puerta por puerta y tirando abajo aquellas que no se abrían. Sólo nos han dejado vestirnos. Hemos pasado miedo por los ancianos y gente enferma que dormían junto a nosotros. Se han llevado a veintinueve compañeros a comisaría», expresaba «El Cristales», uno de los desalojados. Ya entonces anunciaba que se estaban movilizando a través de Twitter para la protesta que tuvo lugar en Sol a las ocho de la tarde y que secundaron varios centenares de personas.
Desalojo pacífico
El desalojo se desarrolló sin incidentes y las 29 personas a las que se refería «El Cristales» fueron trasladadas a la Brigada Provincial de Información de Moratalaz por carecer de documentación. El resto de «okupas» fueron identificados en el interior del hotel y del teatro, donde los agentes les comunicaron que se les imputaba, a todos, un delito de usurpación de bienes inmuebles.
A las once y media de la mañana, el tráfico en la calle Carretas quedaba restablecido. Muchos no escondían su felicidad porque la ocupación de ambos edificios hubiera acabado. «¡Ya era hora He ido a rezarle todos los días a San Judas Tadeo —conocido como “abogado de los imposibles”— para que esta gente se fuera de aquí. Han hecho mucho daño a la imagen del barrio y a los comerciantes —que han perdido entre un 30 y un 50% de ventas—», manifestaba Pepa, una vecina del barrio.
El júbilo de muchos provocó algún que otro roce entre los desalojados que vagaban por la zona y algunos de los paseantes. «¡Borrego, que eres un borrego!», insultaba uno de ellos a un viandante que celebraba de forma airosa la nueva tapia que cubre los accesos al Hotel Madrid y al Albéniz.
En San Blas, las tapias de ladrillo se repetían. En esta ocasión, sobre el acceso principal del antiguo Mercado de Montamarta, ocupado también desde hace mes y medio. Allí, sus propietarios se presentaban a primera hora de la mañana con una comisión judicial para ejecutar otra orden de desalojo del Juzgado de Instrucción número 28 de Madrid. En este caso, el edificio estaba completamente vacío y los operarios municipales bloquearon las entradas del mercado mientras un grupo reducido insultaba a la comisión judicial y a los policías.
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