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El BCE estudia utilizar al FMI para rescatar a los países más débiles del euro

Merkel reitera que no permitirá que el instituto emisor pueda intervenir más en el mercado de deuda

El BCE estudia utilizar al FMI para rescatar a los países más débiles del euro REUTERS

m. núñez

Europa se afana en buscar soluciones a la grave crisis de deuda de la eurozona, que se ha extendido ya por media Europa, incluidos varios países con la famosa «triple A» de nota en su deuda, entre ellos Francia. Las últimas informaciones señalan que miembros de la eurozona y del Fondo Monetario Internacional (FMI) están estudiando la posibilidad de que el Banco Central Europeo (BCE) conceda préstamos al FMI y que éste, a su vez, los canalice hacia la eurozona, según Reuters.

Esta opción, de ponerse en marcha, supondría que el regulador europeo superaría la actual prohibición que tiene de actuar masivamente en el mercado de deuda y contribuiría a resolver la espiral de crisis de deuda que recorre el Viejo Continente y que se está traduciendo en récords casi diarios de la prima de riesgo de muchos países respecto al bono alemán , que es el que sirve de referencia, y en colocaciones de deuda a tipos de interés históricos desde el nacimiento del euro, como ocurrió ayer en España, donde se colocó deuda a diez años a un interés del 6,9%, frente al 5,4% de la última colocación.

Los analistas consideran que la crisis de la deuda ha llegado a tal punto que sólo una decidida intervención del BCE, ya sea de manera directa o indirecta a través del FMI o de otro canal, puede ponerle freno.

Garantizar la estabilidad

Francia, de hecho, ha pedido abiertamente la intervención firme y decidida del Banco Central Europeo (BCE) para garantizar la estabilidad de la eurozona y, de paso, que continuará teniendo la codiciada «triple A» de su deuda. Otra prueba del aumento del nerviosismo en los mercados es que el país galo tuvo que pagar ayer un 1,85% de interés por los bonos a dos años, frente al 1,31% de la anterior emisión.

Ayer, sin embargo, la canciller alemana, Angela Merkel, volvió a reiterar que su país no aceptará cambios en el Tratado para cambiar los cometidos del BCE para que, además de controlar la inflación y la estabilidad del euro, la institución pudiera comprar deuda soberana de manera masiva y no «excepcional» , como ha hecho desde mayo de 2010, y en la que ha gastado ya 187.000 millones de euros hasta la semana pasada.

Los argumentos de Alemania, que hasta ahora eran defendidos también por los países más «saneados» del euro como Austria, Holanda o Finlandia, es que dar una especie de «barra libre» en el BCE a los países que no cumplen con los planes de ajuste es un riesgo moral en el sentido de que se fomentan de manera indirecta las políticas presupuestarias laxas.

Eje franco-alemán

Mientras tanto, en el terreno político, el presidente del Consejo de la Unión Europea. Herman Van Rompuy, barrió ayer para casa al asegurar que «no podemos tener una moneda única, una política monetaria común y que luego sean sólo unos pocos estados los que tomen las decisiones. Tenemos necesidad de coherencia en las políticas y en las instituciones a nivel europeo », en clara alusión al eje fanco-alemán, que está tomando las decisiones de calado desde hace bastantes meses en Europa, pese a que estos días está un poco más distanciado como consecuencia de la polémica en torno al papel del BCE en la crisis.

Vam Rompuy apeló al mismo tiempo ayer a la solidaridad entre los miembros de la eurozona, ya que «es un deber, y no solamente un derecho, y, además, en la situación actual se trata de una cuestión de necesidad y de supervivencia».

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