Pedro Jiménez: «Los científicos del clima no seríamos nada sin supercomputadores»
Acaba de recibir el premio al mejor investigador joven que otorga la Real Academia de Ingeniería por sus estudios, mediante supercomputación, sobre contaminación y sus efectos en el clima
ANTONIO VILLARREAL
¿Por qué volví a Murcia? «Creo que por idealismo, por romanticismo», dice Pedro Jiménez Guerrero, científico climático de 32 años que, tras unos años investigando con pioneros de la disciplina como James Hansen (en el Goddard Institute for Space Studies de ... la NASA) o el Nobel de Química Paul Crutzen (del Instituto Max Planck ), regresó a su tierra natal para continuar sus dos principales líneas de investigación: la relación entre la contaminación y cambio climático, y el desarrollo de modelos climáticos regionales, capaces de hacer predicciones más precisas de los efectos del calentamiento. Recientemente tuvo que salir, una vez más, de Murcia para recoger en Madrid el premio Juan López de Peñalver al joven investigador del año 2011, otorgado por la Real Academia de Ingeniería .
-¿Cuál es la relación entre contaminación y cambio climático?
-En el pasado se entendían como problemas aislados: la contaminación era un problema de los tubos de escape, el cambio climático del CO2 y los gases de efecto invernadero. Pero, como el último informe del IPCC puso de manifiesto, los contaminantes urbanos, los óxidos de nitrógeno, el material particulado o los aerosoles juegan también un papel muy importante en el sistema climático.
-¿Todos estos contaminantes proceden de la combustión de hidrocarburos?
-Excepto el ozono troposférico, que es, además, uno de los que más sufrimos en la península Ibérica. Un problema que tenemos en España relativo a la calidad del aire es el material particulado, sobre todo el inferior a 2.5 microgramos, que sale de los tubos de escape de los coches. Los diesel, en particular, ya que se les permite emitir partículas de carbono elemental muy fino. También óxidos de nitrógeno. Los de gasolina emiten sobre todo compuestos orgánicos volátiles. Y toda esa masa de aire da lugar a otro tipo de contaminantes secundarios -como el ozono troposférico o los sulfatos- que se forman en ese gigantesco reactor cinético que es la atmósfera.
-Dados los actuales niveles de contaminación en el aire de muchas ciudades españolas, ¿qué riesgos podrían incrementarse en el futuro por la acción del clima?
-Uno de nuestros estudios sobre la influencia del clima urbano en la calidad del aire de muchas grandes ciudades, también europeas, revela que aunque pudiésemos mantener los niveles de emisión de contaminantes atmosféricos en los niveles de 2010, y aún con medidas de control de emisiones, nuevas tecnologías, vehículos limpios, solamente como consecuencia del cambio climático, la calidad del aire empeorará tremendamente en escenarios futuros. En 2007, Jiménez Guerrero contribuyó al IV Informe de Evaluación del Panel Internacional sobre cambio climático (IPCC), el documento más extenso y detallado hasta la fecha sobre el estado del cambio climático. Sus labores se centraron en el desarrollo y acoplamiento de modelos regionales. Al proyectar cómo será el clima en la Tierra en 2100, se usan normalmente modelos de circulación global (en inglés, GCM). Éstos ofrecen información útil sobre, por ejemplo, patrones zonales de circulación o la influencia de fenómenos como El Niño, pero, como ocurre al mirar una fotografía, al acercarse mucho se pierde precisión.
-El V Informe de Evaluación está previsto para 2014
-Sí, aunque la contribución científica tiene que estar terminada el año que viene. De hecho, ya están apretándonos con «enviadnos las situaciones, enviadnos los datos»
-¿En qué consiste tu contribución al próximo informe?
-Estamos colaborando a través de una iniciativa del Programa Mundial de Investigación en Clima que pretende coordinar y desarrollar bases de datos con escenarios climáticos a escala regional. Estamos poniendo especial atención en aquellas regiones donde en el último informe había una información más débil o más insuficiente, principalmente África, algo de Sudamérica y también Europa. Son simulaciones de alta resolución que no te dan modelos globales. A partir de esta iniciativa saldrá la información sobre clima regional que se incluirá en el próximo informe.
-¿Qué cosas aporta un modelo climático regional en el caso de España?
-Cuando vas a una zona tan compleja como el Mediterráneo, los modelos globales no pueden capturar todas las características locales que tenemos. La precipitación convectiva, muy importante en un país tan caluroso como España, no es capturada para nada con los modelos globales.
-¿Qué predicciones obtuviste durante tu estancia en el Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona?
-Algunas de las que obtuvimos y que estamos obteniendo ahora en Murcia indican que, para el periodo 2071-2100, las temperaturas máximas en verano se verán incrementadas hasta en ocho grados, en el escenario más desfavorable.
-A veces se desconoce el papel de estos supercomputadores -como el Mare Nostrum del CNS en Barcelona- en el avance de lo que sabemos sobre el calentamiento global. ¿Cuántos terabytes de información tiene uno de estos modelos?
-Sin los supercomputadores, los científicos climáticos no seríamos nada. Un modelo climático en realidad son ecuaciones diferenciales no lineales acopladas, por lo cual los recursos de computación son masivos. Puede tener más de dos millones de líneas de código. Para cada escenario climático estamos utilizando unos veinte terabytes de información por modelo y por escenario. Hay cuatro modelos involucrados y tres escenarios climáticos, además de distintos modelos globales que interaccionan con éstos. Una base de datos de cientos y cientos de terabytes. Hacer un modelo climático desde cero es prácticamente imposible, por tanto requiere un esfuerzo de colaboración de mucha gente trabajando en procesos específicos e incorporándolos de manera abierta al código para que cualquier científico, en cualquier lugar del mundo, pueda testar estos procesos.
-Aunque el debate científico sobre el calentamiento es unánime, en los márgenes, particularmente en blogs sobre clima, se está produciendo un interesante diálogo, ¿frecuentas estos sitios?
-Sí, en RealClimate.org publican auténticas eminencias. Tienes información de primera mano donde también, aunque los escépticos se quejen, hay cabida para la crítica. Conozco escépticos que han publicado en Nature trabajos relevantes, serios. Me parece útil la visión del científico escéptico, la ciencia siempre debe estar poniéndose en duda, es la única forma de avanzar: caracterizar las incertidumbres y resolverlas. A la ciencia le interesa el escepticismo con trabajos de calidad, capaces de matizar o poner en duda ciertos aspectos que la ciencia ha tomado como obvios. Ese trabajo científico me resulta tremendamente enriquecedor.
-Muchos partidarios de la mitigación, e incluso el IPCC, han empezado a valorar la geoingeniería como estrategia adaptativa, ¿te parece un método válido para mejorar la calidad del aire en ciudades?
-A corto plazo, es uno de los aspectos que tenemos que considerar. La geoingeniería contribuye mucho a este tipo de adaptación: fijación del CO2 en suelos o bombardeo de aerosoles en capas altas de la atmósfera. Aunque pueda ser interesante, el problema del cambio climático no es de adaptación, sino de un modelo socioeconómico absolutamente insostenible. En el Instituto Max Planck, Paul Crutzen, Nobel de Química, fue uno de los primeros en sacar a la luz esta idea de echar sulfatos a la estratosfera. Pero, antes o después, esos aerosoles se acabarán depositando, en forma de lluvia ácida por ejemplo. Quizá a corto plazo la geoingeniería pueda resultar útil, pero las políticas deben ir hacia la mitigación.
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