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Al Barça le basta con Messi

El argentino, con otro recital, despeja las dudas que Guardiola tenía antes del choque

EMILIO V. ESCUDERO

Se quejaba Guardiola en la previa por la falta de tiempo que había tenido para poder preparar este encuentro contra el Racing a causa de los compromisos internacionales. Apenas 48 horas con la plantilla al completo. Un lamento que sonaba a advertencia dirigida hacia sus jugadores. A pesar de que los últimos tropiezos había coincidido con los partidos de los selecciones nacionales, las palabras de Guardiola parecían un lamento excesivo teniendo en cuenta el bagaje del Barcelona en casa esta temporada —3 partidos y 18 goles a favor— y el del Racing, uno de los más goleados lejos de El Sardinero.

Para ser consecuente con sus preocupaciones, el técnico catalán no reservó a nadie. Once de campanillas, con el debut esta temporada de la pareja de centrales titular. Los problemas físicos de uno y otro no habían permitido ver a Puyol y Piqué juntos hasta ayer. El cierre de seguridad del Barcelona se ponía de largo en un encuentro que no preveía grandes sobresaltos y habría sido así de no haber sido por Piqué, que a los nueve minutos pidió el cambio y encendió las alarmas en el Camp Nou.

Fue Messi el encargado de transformar esos murmullos de preocupación en aplausos y gritos de alegría. El argentino se asoció con Iniesta en una de esas paredes ejecutadas a la velocidad de la luz y dejó luego en evidencia a Christian y Bernardo, entre los que se coló con inusitada facilidad, para sortear a Toño y marcar el primer gol de la noche. Una obra de arte, una más del delantero azulgrana, que encendió a Héctor Cúper en la banda.

El entrenador racinguista había previsto un campo de minas para frenar al Barcelona, acumulando hasta diez hombres por detrás del balón, pero no le sirvió de nada. El sistema, el mismo que le funcionó para sumar un punto frente al Real Madrid, condenó a su equipo a pesar de la buena actitud general. Sin salida de balón, el dominio empezó a ser contraproducente para la portería de Toño, al que le llovían balones por todos los flancos. El ejemplo de que defender con muchos no es sinónimo de defender bien, quedó patente en el segundo gol, en el que Xavi se coló entre los dos centrales para rematar a placer y sin oposición un centro medido de Pedro.

El recuerdo de Anoeta

El tanto no alivió a Guardiola, receloso tras el bajón físico que el equipo había mostrado en Anoeta hace unas semanas. En aquel encuentro, el Barcelona también se había ido al descanso con una renta de dos goles, pero acabó cediendo un empate en la segunda mitad. Quizá por eso, en el segundo tiempo fue más de lo mismo. Presión asfixiante del Barcelona y nulo control visitante. Tardó en llegar el tercero. No tanto por ocasiones, que las hubo y muy claras, sino por la falta de acierto de los delanteros azulgrana. Fue Messi el que volvió a dar con la tecla, tras aprovechar un rechace de Toño. Un gol con el que Guardiola se dio cuenta de que con Messi, basta.

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