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Gisele y el estereotipo común

«Eres brasileña, usa tu encanto». Para dar malas noticias, vaya

Gisele y el estereotipo común REUTERS

ROSA BELMONTE

La mala noticia para algunos es que el anuncio de Gisele Bündchen ha sido autorizado. El anuncio de ropa interior que había molestado a cuarenta consumidores y a la Secretaría de la Mujer brasileña muestra a la modelo (vestida) comunicando a su novio o marido que le ha roto el coche. Técnica equivocada. A continuación sale Gisele con bragas, sujetador y taconazos para dar la misma noticia. Técnica correcta. Y luego se dice: «Eres brasileña, usa tu encanto». Para dar malas noticias, vaya. Lo que ofende son las obviedades. Para brasileñas o nativas de Puertollano.

El Consejo de Ética del organismo que regula la publicidad en el país americano ha dado el visto bueno (lo que con Gisele no tiene mucho mérito) y desestimado la censura porque el anuncio usa «estereotipos comunes en la sociedad» y «no desmerece la condición femenina». Cómo la va a desmerecer, la engrandece. Si con el «estereotipazo» se camela al maromo. Ya lo decía Farrah Fawcett: «Dios hizo más fuertes a los hombres pero no necesariamente más inteligentes. También dio a las mujeres intuición y femineidad que, usadas de modo apropiado, son capaces de revolver el cerebro de cualquier hombre». Esto es otro estereotipo. Digamos que Farrah no era Saki.

La Secretaría de la Mujer (o ministerio de Políticas para las Mujeres) se alegra al menos de que el asunto llegara a la comisión de ética. El gineceo oficial tiene que bregar con anuncios que ignoran los avances alcanzados para «reconstruir prácticas y pensamientos sexistas». El año pasado se había vetado un anuncio de Paris Hilton anunciando cerveza por «demasiado sensual». Lo mismo es que Paris es muy fea para ser «demasiado sensual». Modelo, mujer objeto y ropa interior ya es, como campo semántico, un estereotipo (imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad con carácter inmutable, según el DRAE). El humor del anuncio es un plus. La ironía o el sarcasmo, armas adicionales. Además está el cuerpo serrano de Gisele.

Virginia Woolf se preguntaba por qué las mujeres resultaban más interesantes a los hombres que los hombres a las mujeres. Quizá no sea del todo cierto. A no ser que le añadamos vestuario. Poco. Es decir, sí parece claro que las mujeres en bragas y sujetador resultan más interesantes a los hombres que los hombres en calzoncillos a las mujeres. Aunque se trate de Beckham, Ronaldo o Nadal (¿Nadal?). En el fondo, la discusión es un «twist» feminista. O de la historia del feminismo. Germaine Greer mantenía en «La mujer eunuco» (1970) que las mujeres nacían como tales pero que su femineidad se castraba con el tiempo, obligándoseles a ignorar su sexualidad. Aunque era contraria a modelos impuestos de belleza, a la depilación y a otros afeites, Greer fue precursora del poder de la mujer (sexy, inteligente, sin miedo). Y sexy, inteligente y sin miedo es una chica que confiesa que se ha cargado el coche con el «dress code» adecuado. Pero depilada, que los tiempos cambian. Podemos ser zorras (animales que actúan con especial precaución) pero no jipis.

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