La obsesión por la seguridad de Moatassim
La residencia del hijo de Muamar Gadafi en Trípoli es como un castillo del siglo XXI mucho más grande bajo tierra que en la superficie
TEXTO Y FOTOS: LUIS DE VEGA
Los tripolitanos no dejaron de sorprenderse durante los primeros días de la toma de la capital de las posesiones de las familia Gadafi que iban asaltando. En la residencia de Moatassim , detenido el miércoles en Sirte según algunas fuentes del Gobierno de transición Libio, ... una veintena de guerrilleros dormitaban en la mañana del 30 de agosto, cuando la visitó este enviado especial .
Los jóvenes, que no se separan de sus armas, nunca lo habían conocido personalmente, pero llegan a describirlo como si hubieran vivido con él. Hablan una y otra vez de su obsesión por la ostentación, la seguridad y las compañías femeninas . Entre paseo y paseo por las dependencias de la vivienda, situada en el barrio de Ben Ashur, tratan de dar muestras de ello una y otra vez.
Para entrar en la finca, de varias decenas de miles de metros cuadrados, hay que pasar por muros de hormigón de hasta quince metros coronados por alambradas y flanqueados por cámaras de vídeo.
El bar octogonal en el jardín, un vergel de numerosos tipos plantas y árboles, es «donde traía a las chicas y bebían alcohol»; las numerosas revistas internacionales con modelos en la portada, el enorme gimnasio, las dependencias para el relax con camillas, jacuzzis, sauna… Los revolucionarios van apoyando sus pruebas.
Pero donde este verdadero castillo del siglo XXI llega a asombrar por sus medidas de seguridad es bajo tierra. A una decena de metros y bajando por varias escaleras o trampillas se accede a un sistema de túneles, galerías y dependencias que van más allá de los dominios de la vivienda en la superficie. Se suceden las puertas metálicas de unos treinta centímetros de grosor y cientos de kilos de peso similares a las que guardan las cajas de los bancos. Llama especialmente la atención la clínica con varias habitaciones y hasta consulta ginecológica y quirófano .
Al salir a la superficie de nuevo, los rebeldes se quejan junto al estanque de que deben ser ellos los que den de comer a los peces que los Gadafi han dejado abandonados.
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