Grecia recibe a la troika con tensión y nuevos recortes

Contestados con una indisimulada hostilidad en las calles de Atenas y coincidiendo con el anuncio de nuevas medidas de ajuste, los inspectores de la troika (Comisión Europea, Fondo Monetario Internacional y Banco Central Europeo) regresaron ayer a Grecia para evaluar la aplicación de los recortes que permitirían desbloquear la ayuda de 8.000 millones de euros que el Estado heleno necesita para poder pagar pensiones y sueldos de empleados públicos a partir de octubre.

La troika no ha sido recibida precisamente con una alfombra roja. Cuando se dirigían hacia el Ministerio de Finanzas para comenzar sus trabajos, se encontraron con que cientos de manifestantes se habían concentrado frente al edificio bloqueando la entrada. Al grito de «llévate tu rescate y vete», la situación se repitió en otros ministerios. Por la tarde, otro grupo se manifestaba ante el Parlamento por unas medidas de ajuste que el sindicato de los empleados públicos, Adedy, califica como «salvajes».

Las protestas de los trabajadores coincidían también con el anuncio de la última vuelta de tuerca al programa de recortes. El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, reveló que su Gobierno unificará todos los salarios públicos, lo que se traduce en que un 17% de los 900.000 funcionarios verán reducido su sueldo en hasta un 25%. Pese a los incidentes, Venizelos declaró ayer que las conversaciones con la troika «se han desarrollado en un clima positivo y creativo, siguiendo los duros sacrificios de los griegos». Lenguaje diplomático bajo el que subyace el hecho de que la aplicación de la famosa «reserva laboral», el mecanismo que llevaría al despido de 150.000 empleados públicos en tres años, se ha vuelto a aplazar. Se había previsto que hasta finales de diciembre serían 30.000 funcionarios los que pasarían a esta «reserva» durante un año, cobrando el 60% de su sueldo, el paso previo a un más que probable despido. Pero las enérgicas protestas sindicales y el encaje legal de la medida han provocado un compás de espera que empaña las conversaciones con la troika.

El primer ministro, Yorgos Papandreu, se reunirá el domingo con sus ministros para intentar encontrar el sistema que permita aplicar y avanzar en los presupuestos de 2012. Mientras tanto, Papandreu sigue intentando vender un mensaje de firmeza que hoy hará llegar a Nicolas Sarkozy, con el que se entrevista esta tarde en París, y a Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, con el que tiene cita por la mañana en Varsovia.