mundial de ciclismo
De Tom Simpson a Cavendish
Inglaterra corona su peso en el ciclismo con un oro 45 años después; Freire se colocó mal en el sprint
Nadie quería que sucediese porque nadie lo aguanta en el pelotón, pero el insulso trayecto de Copenhague había proporcionado demasiadas pistas durante cinco horas y media. Mark Cavendish ganó el Mundial de ciclismo y entronizó a los nuevos pobladores del pelotón: el mundo anglófilo, Inglaterra, Australia, Estados Unidos y todo aquel país que repose sobre la lengua de Shakespeare. Óscar Freire, que pretendía el récord único en su especie de cuatro títulos, se colocó mal en el sprint . Demasiado cerca de la meta. [Así hemos contado la carrera]
Hasta hace poco, Inglaterra era una nación satélite en el ciclismo. Sin equipos, sin ciclistas, sin tradición, sin aspiraciones, sin nada que pudiese competir en la distancia con el criquet, el golf o el fútbol en el gusto popular. Hubo una vez un héroe, Tom Simpson , y murió desplomado en las faldas del Mont Ventoux atiborrado de anfetaminas, en el destino trágico intrínseco a este deporte. Simpson, que era el líder del Tour 67 cuando falleció, había vestido el año anterior la camiseta más hermosa del ciclismo: la blanca y arco iris que acredita al campeón del mundo. [Fotogalería]
Hasta ahora no tenía sucesor. Inglaterra se aplicó a la tarea con la mentalidad de las islas: gente práctica, poco propensa a los instintos y los ramalazos genuinos. Como un solo hombre en pos de su presa, la selección de su graciosa majestad confiscó las expectativas que suelen rondar un Mundial. Ni fugas rompedoras, ni corredores filtrados, ni sorpresas en el último tramo. Control total desde el minuto uno al kilómetro 260. Como un reloj, en plan autómata. Daba igual quien atacase. Inglaterra se empleó con la misma sutileza de un caballo. Tiró y tiró hasta que atrapó a todo lo que tuvo por delante. Un tostón.
Bélgica, Holanda e Italia jugaron a la contra sin éxito. Y España se parapetó en un trabajo laborioso y profesional que esta vez no remató Freire. Tomó demasiado impulso con la meta a la vista, se colocó segundo a 400 metros y por ahí perdió perspectiva. El sprint irrumpió por el otro lado, a su derecha y al español se le esfumó el sueño del cuarto maillot arco iris . Cavendish soportó el mínimo repecho final con tesón y se lanzó por un hueco a su derecha hacia un triunfo que llevaba grabado su apellido desde que Inglaterra se lo propuso.
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