Suicidio rojiblanco en el Camp Nou

A pesar del sonrojo al que le sometió el Valencia, Guardiola volvió a confiar en el mismo planteamiento que hizo tambalearse al equipo en Mestalla . Sin Piqué ni Puyol, ambos en el banquillo, el técnico catalán repitió defensa de tres para enfrentarse al Atlético. Ni un paso atrás en sus convicciones, justo al contrario que en el banquillo de enfrente. Allí, Manzano tuvo un ataque de entrenador. Revolucionó su once y renunció a sus ideas antes de pisar el césped. [Narración y estadísticas]

Lejos de la valentía demostrada por su equipo en este inicio de temporada, Manzano puso en liza un planteamiento muy cauteloso , con un trío de centrocampistas defensivos, que dejó a Arda Turan en el banquillo de inicio. Paradojicamente, la acumulación de hombres en la zona ancha no le dio el control de la pelota al Atlético, que más que tocar el balón, lo intuía. [Fotogalería: las mejores imágenes del partido]

El tiro al larguero de Tiago nada más empezar el choque, fue un espejismo. La máquina azulgrana empezó a funcionar al son de un magnífico Xavi, que encontró en la espalda de los laterales rojiblancos una autopista hacia la portería de Courtois. No habían pasado diez minutos, cuando Perea demostró que no iba a ser su mejor noche como atlético. El colombiano, que se convirtió en el extranjero que más veces ha defendido el escudo del Atlético, lo celebró de la peor manera posible. Culpable en el primer gol, en el que se comió el pase de Xavi a Villa, fue un coladero durante todo el choque al igual que Antonio López.

El tanto del asturiano dejó tocado al Atlético, que solo cinco minutos después recibía la sentencia en un polémico autogol de Miranda, que llegó precedido de un claro fuera de juego de Leo Messi. El argentino se redimió después con tres goles de preciosa factura. El primero, tras romper a Mario Suárez y Godín en el pico del área con un sutil cambio de ritmo. El segundo, un eslalon marca de la casa, que destapó las vergüenzas de la defensa rojiblanca; y el último, otra internada fantástica por la izquierda que le permitió llevarse para casa el balón del partido.