El mundo estuvo en vilo por la ejecución de Troy Davis
Las redes sociales y portales de noticias concentraron a la comunidad internacional proderechos civiles, pendiente de la decisión del Tribunal Supremo de EE.UU., que tardó tres horas y media en confirmar que no suspendería la ejecución del reo
La una de la madrugada, hora de España. Las siete de la tarde, hora de la costa Este de EE.UU. En ese momento, toda la comunidad internacional permanecía pendiente de la prisión de la ciudad de Jackson, en el estado de Georgia, donde estaba programada la ejecución de Troy Davis, un hombre negro, de 42 años, declarado culpable por la muerte del agente de policía de Savannah, Mark MacPhil, cuando tenía 22 años, en 1989.
Después de haber rechazado los últimos recursos de los abogados de Davis, el Tribunal Supremo decidió, en el último minuto, aplazar la ejecución a la espera de tomar una decisión sobre la suspensión, o no, de la pena capital. Tres horas y media después, la corte estadounidense anunció que la ejecución tendría lugar.
Mientras la corte estadounidense decidía, centenares de personas se acumularon en las puertas de la prisión de Georgia, entre amigos y familiares del acusado, defensores de los derechos humanos y ciudadanos que querían mostrarle su apoyo.
Los gritos de «Yo soy Troy Davis» o «No en mi nombre» no dejaron de sonar en los alrededores.
La multitud celebró con alegría la decisión temporal, in extremis, del Tribunal Supremo, y se mantuvo a la espera, expectante.
La tardanza en llegar información mantuvo a la gente en vilo: los policias antidisturbios permanecían a un lado de la calle; gentes con velas y pancartas, al otro. Miles de personas se concentraron también frente al Tribunal Supremo, en Washington, para clamar por la suspensión. La hermana de Davis declaró a la televisión americana: «Somos el único país que mata a los ciudadanos mientras da consejos sobre derechos humanos a la comunidad internacional».
Los internautas, contra la pena capital
Durante las últimas horas, el mundo se movilizó pidiendo la suspensión de la condena. Las autoridades de Georgia habían recibido, durante la semana, 630.000 cartas de apoyo a Troy Davis. Las peticiones por la suspensión incluían al ex presidente norteamericano Jimmy Carter, 50 congresistas americanos, el ex director del FBI, William Sessions, y Benedicto XVI.
Durante la madrugada española, las redes sociales demostraron la preocupación del mundo entero. El grupo de Facebook «We are Troy Davis: Stop the execution» contaba con 13.525 seguidores. En él, ciudadanos de EE.UU., Francia, Alemania, Nueva Zelanda y otros países preguntaban por el último estado de la decisión: nadie sabía nada confirmado, pero todos mantenían esperanza en una suspensión. Muchos europeos afirmaban seguir atentos a la noticia desde sus ordenadores, a pesar de estar en altas horas de la madrugada.
Durante todo momento, los usuarios citaban a la televisión americana «Democracy Now!», que estaba retransmitiendo en directo, y en la red, desde la entrada de la prisión de Jackson. «Democracy Now!», un portal de radio y televisión dirigido por Amy Goodman y Juan González, acaparó las visitas de personas expectantes por la actualización de las noticias sobre Troy Davis.
Twitter, en constante actualización
Los usuarios de Twitter también utilizaron la red social para mostrar su apoyo al preso: las etiquetas #PrayForTroyDavis o #TooMuchDoubt (#RezaPorTroyDavis o #DemasiadaDuda) se extendieron por el espacio digital durante todo el día. El corresponsal del diario británico «The Guardian» en Georgia, Ed Pilkington, actualizaba constantemente su cuenta desde las puertas de la prisión donde estaba Troy Davis. A las 2:27, su comentario afirmaba: «Por si acaso estan tan confundidos como yo, el Tribunal Supremo está decidiendo qué hacer con Troy Davis. Con lo que todavía puede morir esta noche». A las 4:22, el periodista confirmó la peor noticia: «Los manifestantes abrazan a la familia de Troy Davis al conocer la noticia de que el Tribunal Supremo no suspenderá la ejecución. Troy Davis va a morir».
El apoyo de muchos ciudadanos del mundo, en persona y desde las plataformas digitales, no fue suficiente. La espera mantuvo en vilo al mundo y fue una tortura para Troy Davis, quien finalmente fue ejecutado en torno a las 5 de la mañana en España.
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