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Cuatro horas de agonía jurídica acaban con la vida de un condenado

El Supremo de EE.UU. retrasó durante tres horas su ejecución por inyección letal; después rechazó las apelaciones

Cuatro horas de agonía jurídica acaban con la vida de un condenado AP

EMILI J. BLASCO

Siete de los nueve testigos oculares que testificaron contra él retiraron después su acusación. Incluso señalaron como culpable a otra persona. Y el arma homicida nunca apareció. Las dudas anidaban en muchas partes del caso . Pero Troy Davis, de 42 años, fue ejecutado a medianoche (5.00 hora española) por la muerte de un policía en el aparcamiento de un Burger King en 1989.

El Tribunal Supremo retrasó la ejecución poco después de la una de la madrugada hora española, mientras estudiaba la última apelación de la defensa del condenado. Tras cuatro horas, la Corte rechazó el último intento legal de Davis por sobrevivir.

Condenado a muerte en 1991, su ejecución fue suspendida hasta tres veces por la debilidad de las pruebas. La campaña en su apoyo, que ha reunido 650.000 firmas y sumado a la causa personalidades como Jimmy Carter y Benedicto XVI, ha podido tener gran peso para detener la decisión de los tribunales de Georgia, que hasta ayer habían rechazado toda posibilidad de salvar a Davis de la inyección letal.

En agosto de 1989, cientos de personas asistieron al entierro del policía Mark MacPhail. Tenía 27 años, dejaba esposa y dos niños pequeños. Su muerte, cuando intentaba parar una agresión junto al Burger King en el que estaba trabajando como guarda de seguridad nocturno, conmocionó Georgia. En el «sur profundo» de EE.UU. las cuestiones raciales seguían importando , y eso pudo condicionar la urgencia de encontrar al culpable del asesinato del blanco MacPhail. Davis era de raza negra. Siete de los doce miembros del jurado en el juicio de 1991 eran negros y tal vez procuraron evitarse problemas apuntando a Davis como culpable, según sugirieron los abogados de este.

Davis había estado, en cualquier caso, en el lugar del tiroteo contra MacPhail, en la localidad de Savannah. Un testigo aseguró que previamente Davis, cuando iba con un amigo (Darrell Collins), había disparado contra uno de los ocupantes de un coche que al pasar les había insultado, dándole en la cara. Las pruebas balísticas serían idénticas a las encontradas en el lugar del incidente posterior. Cuando Davis y Collins llegaron al Burger King encontraron a otro conocido (Sylvester «Redd» Coles) peleándose con un mendigo. El guarda MacPhail acudió para evitar la pelea, pero sin que sacara su arma recibió dos disparos, uno en el corazón y otro en la cara. Todos los implicados desaparecieron, pero finalmente «Redd» Coles acudió a la Policía y acusó a Davis del crimen. El propio Davis habría confesado a dos personas que era el autor del asesinato, pero luego en el juicio se declaró inocente.

A partir de ahí comenzó un largo proceso judicial con condena en 1991, tres sucesivas fechas de ejecución, suspendidas en el último momento, y dos revisiones del caso (por el Supremo en 2009 y por el Tribunal de Distrito de Georgia en 2010). Este historial hizo que ayer hubiera quien esperara otra prórroga en el último momento, como así ocurrió. Pero la decisión final del Supremo acabó con la esperanza.

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