Adiós al Aula verde

La joya del sistema educativo gadafista se ha quedado huérfana. La caída del régimen ha arrastrado el cierre del «Aula verde» de la Universidad Al Fatah, renombrada por los rebeldes como Universidad de Trípoli, uno de los principales centros de propaganda de Gadafi donde se impartía exclusivamente su teoría del «pensamiento popular». El campus es una sucesión de retratos destrozados del coronel y pintadas por las paredes tapando los mensajes del Libro Verde presentes cada muy pocos metros. 120.000 jóvenes completan su formación en este lugar donde «el régimen tenía un control férreo . Hemos encontrado doce oficinas de los servicios de inteligencia, prisiones clandestinas e informes que hablan de que un ejército de 1.300 agentes de la guardia republicana operaban de incógnito para detectar elementos peligrosos entre los estudiantes», detalla el recién nombrado rector, Faysal Krekshi.

Los profesores ya han comenzado las reuniones para preparar el próximo curso que esperan inaugurar a lo largo del mes de octubre. La primera asignatura que se ha borrado de los programas es la de «Pensamiento popular», obligatoria en todas las carreras desde el primero hasta el último curso. «Y por supuesto hemos procedido a clausurar el ‘Aula verde’, el centro de estudios donde los más devotos de Gadafi profundizaban en ese pensamiento y se consagraban como revolucionarios auténticos, lo que les reportaba grandes beneficios económicos y sociales», recuerda Krekshi, que durante los últimos siete meses ha formado parte de la «Coalición 17 de febrero» que trabajó en la clandestinidad para favorecer la llegada de la revolución a la capital.

El ‘Aula verde’ ocupa el primer edificio del campus. Junto a un enorme salón de sillas y paredes verdes con capacidad para más de mil personas se encuentra una biblioteca donde se pueden encontrar los discursos del coronel Gadafi encuadernados en cuero verde y la traducción de su Libro Verde a 42 idiomas. Los responsables del campus mantienen el lugar cerrado y a salvo del pillaje que se ha extendido a otros edificios públicos. El objetivo es «mantenerlo como un museo de la locura que hemos vivido estos 42 años, que las futuras generaciones no lo olviden», afirma el encargado de la biblioteca mientras muestra una colección de constituciones bolivarianas que el presidente Hugo Chávez regaló al ‘Aula verde’. Desde una de las ventanas se divisa la Facultad de Derecho «donde durante cinco años sólo pudieron estudiar mujeres, fueron los cinco años que cursó sus estudios Aisha Gadafi y el dictador no quería hombres junto a su hija en clase », recuerda el bibliotecario antes de cerrar la puerta, de color verde, por supuesto.